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Por: Ismael Garcia Delgado*
Retíralo de inmediato. La orden del rey Carlos III de España fue clara. Cuando llegó a sus manos un mapa de Sudamérica, encomendó al Conde de Floridablanca que se retiraran todos los ejemplares existentes y se resguardaran bajo llave. La razón: era un trabajo perfecto.
El elegido. La historia comienza cuando se le encargó a Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, geógrafo de profesión, realizar un extenso mapa de América del Sur. A sus 30 años puso manos a la obra, dado que la compleja tarea debía incluir cada detalle sobre los territorios de la Corona Española.
Una década de trabajo. De acuerdo con información de la Biblioteca Nacional de España, Cruz Cano dedicó cerca de diez años en llevar a cabo la compleja tarea. Recopiló datos, testimonios de exploradores, tuvo que verificar fuentes y realizar el trazado. Su obra vio la luz hasta la década 1770.
Base para el futuro. La creación de Cano se convirtió en uno de los trabajos más destacados de Europa del siglo XVIII. Compuesto por ocho grandes planchas de 2.6 metros de alto, 1.85 ancho y una escala de 1:4,000,000, el mapa destacó por su nivel de detalle. Todo ello sirvió como referente para planos realizados en los años siguientes.

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Toda una pieza de arte. Además presentar con precisión casi milimétrica el continente, el pergamino incluyó anotaciones, toponimia y representación de la red hidrográfica y los caminos. Por si fuera poco, se le agregaron alegorías de América y Europa, el símbolo de la orden de Carlos III, escudos y una columna decolorada con el busto de Cristóbal Colón.
Un artículo no tan beneficioso. A pesar del arduo empeño, el mapa fue descartado debido a razones geopolíticas. Durante aquella época, España y Portugal entablaron negociones para delimitar los terrenos de América. Aunque la excusa para eliminar todo rastro de aquel documento fue que los límites de las colonias eran erróneas, en realidad evidenció la usurpación de territorios por parte de España.

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Ruina y legado. Lastimosamente para Cruz Cano, su trabajo cartográfico fue desacreditado por el gobierno en turno. Casi 20 años después de la firma del Tratado de San Idelfonso, Cano murió en la ruina en 1790. No obstante, con la posteridad se convirtió en una joya histórica e incluso una copia llegó a manos del futuro presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson.
Medio millón de pesos. No tuvo un buen paso en sus inicios, pero más de dos siglos después, esta creación se volvió tan bien valorada que, en 2021, se vendió por 26,000 euros. Poco más de 556 mil pesos mexicanos.
* Comunicólogo y Periodista por la UNAM. Redactor, locutor, guionista y creador de contenido. Apasionado por la música ochentera, el cine de acción/sci-fi, series dramáticas y la literatura hispana. Fiel defensor del séptimo arte mexicano.