La nueva carrera espacial
El país asiático ha reabastecido con éxito una nave espacial a 36.000 kilómetros de distancia. La capacidad china preocupa a Washington y la Fuerza Espacial de EE. UU.
Foto: Lanzamiento del satélite Shijian-25 en Enero. (Xinhuan)
Lanzamiento del satélite Shijian-25 en Enero. (Xinhuan)
Por Jesús Díaz
China ha dado un paso gigantesco en la carrera espacial con una tecnología altera el actual equilibrio de poder en la órbita terrestre: Pekín tiene ya un sistema de reabastecimiento en órbita funcional capaz de llenar de combustible una nave espacial a 36.000 kilómetros de altura y más allá. El éxito de esta tecnología altera el equilibrio de poder en el espacio, según los EEUU, cambiando las reglas del juego. Los chinos han demostrado la tecnología en el satélite Shijian-25, lanzado el 6 de enero a bordo de un cohete Larga Marcha 3B desde Xichang.
“Es la primera vez que [China] divulga públicamente una capacidad en órbita para hacer reabastecimiento y mantenimiento, y eso es una tecnología que cambia las reglas del juego”, según Ron Lerch, jefe adjunto de las operaciones espaciales de inteligencia en la Fuerza Espacial de los Estados Unidos.
¿Qué ha conseguido China?
El satélite Shijian-25 fue desarrollado por la Academia de Tecnología de Vuelos Espaciales de Shanghái (SAST) y tiene como objetivo “verificar tecnologías de reposición de combustible y servicio de extensión de vida”, según un comunicado de la institución.
China no ha revelado imágenes ni objetivos concretos de la prueba, pero la información disponible apunta a que el Shijian-25 fue colocado en órbita de transferencia geoestacionaria, una maniobra que sugiere que la prueba de abastecimiento está dirigida a satélites que operan a la misma altura sobre el ecuador.
Este tipo de naves son vitales para misiones militares y de espionaje. Sólo EEUU había conseguido esta proeza hasta ahora: en 2019, Northrop Grumman logró reabastecer un satélite en órbita, prolongando su vida operativa en cinco años. La NASA canceló su programa de reabastecimiento de satélites en 2024 por problemas técnicos y sobrecostes.
Pero China ha seguido avanzando desde su primera prueba de concepto tres años antes que Northrop Grumman, en 2016, cuando lanzó el sistema Tianyuan-1. Este sistema permitió la primera prueba de reabastecimiento en microgravedad a bordo de un satélite en órbita. Cinco años más tarde el Shijian-21 demostró capacidades de captura y traslado de satélites en órbita geoestacionaria, capturando un satélite Beidou fuera de servicio y ‘enterrándolo’ en una órbita cementerio.
Vital para el dominio del espacio
El reabastecimiento en órbita tiene aplicaciones civiles y militares. Permite extender la vida útil de satélites de comunicación y observación, pero también mantener operativos satélites de vigilancia y guiado de misiles. Según la inteligencia estadounidense, el Ejército Popular de Liberación está dando todos los pasos para conseguir el dominio de la órbita terrestre y más allá, acelerando a pasos agigantados.
“Es evidente que los chinos están interesados en operar en la órbita geoestacionaria y están probando activamente sus capacidades”, afirmó Lerch. La estrategia de China es convertirse en la principal potencia espacial en 2050, combinando investigación en universidades, sector privado y el Ejército para avanzar a gran velocidad, replicando exactamente el modelo del programa espacial de EE. UU. en los años 60. En 2024, Pekín superó su récord de lanzamientos con 68 intentos, quedando cerca de su objetivo de 100 misiones anuales. Para 2025 tiene previsto enviar nuevas misiones tripuladas a la estación Tiangong y lanzar la sonda Tianwen-2 para recolectar muestras de un asteroide cercano a la Tierra, entre otras cosas.
El Presidente chino quiere usar su poder espacial para convertirse en la primera potencia en la Tierra y más allá.
El dominio chino del espacio tiene también el objetivo de convertirse en la potencia hegemónica en la Tierra, expandiendo su influencia a terceros países como lo hizo con la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Lerch está convencido de que los chinos quieren consolidarse como el socio espacial preferido, especialmente para naciones que buscan desarrollar capacidades en el espacio.
China puede ofrecer el acceso al espacio a los gobiernos de 150 países adheridos a la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, reforzando así su posición geopolítica. Según afirma Kelly Hammett, directora de la Oficina de Capacidades Rápidas Espaciales (SRCO), Donald Trump ha recortado las capacidades de la Fuerza Espacial que él mismo creó en su anterior mandato, poniendo en peligro la capacidad de los Estados Unidos para rastrear la red de vigilancia por satélite de China.
En un simposio de la Asociación de Fuerzas Aéreas y Espaciales en Colorado celebrado la semana pasada, Hammett advirtió que su equipo había estado recopilando inteligencia sobre el Sistema de Vigilancia e Identificación de Observación Espacial (SOSI) de China con «éxito cuasi operativo» pero que, con los recortes de personal del nuevo secretario de Defensa de los Estados Unidos, esta misión no iba a poder continuar de forma efectiva. SOSI es la respuesta de Pekín a la Red de Vigilancia Espacial de los Estados Unidos (SSN) y esta nueva tecnología china puede hacer que supere a esta última.