Una nueva herramienta digital promete cambiarlo todo en la predicción de impactos espaciales. Mientras los telescopios se preparan para desvelar miles de nuevos cuerpos celestes, científicos de todo el mundo se enfrentan a un desafío sin precedentes. ¿Estamos preparados para lo que nos puede caer del cielo?
Por Thomas Handley
Lo que se avecina en el cielo: una amenaza silenciosa que estamos empezando a comprender
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Durante siglos, los asteroides fueron solo luces en el cielo. Hoy, la ciencia no solo los observa: los estudia, simula sus trayectorias y se prepara para intervenir si es necesario. Una revolución tecnológica y científica está en marcha, y podría marcar la diferencia entre el desastre y la prevención.
Un cambio radical en cómo observamos los asteroides
En pocas décadas, la humanidad ha pasado de ignorar el peligro real que suponen los asteroides a desarrollar herramientas para seguirles la pista y, si es necesario, desviar su curso. La Fundación b612, conocida como Asteroid Institute, acaba de dar un paso crucial con la publicación de ADAM, un software en línea que permite simular futuros impactos contra la Tierra.

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Este avance llega en un momento clave: el reciente caso del asteroide 2024 YR4 puso en evidencia cómo una primera estimación de riesgo puede causar alarma, y cómo el refinamiento de datos puede disiparla. La clave está en descubrir los objetos a tiempo y calcular con precisión sus trayectorias, algo que puede hacerse con años —o incluso siglos— de antelación.
La NASA ya demostró con la misión DART que es posible desviar asteroides de tamaño medio. ADAM, por su parte, permite al público simular encuentros con cuerpos conocidos como el 2010 RF12, previsto para 2095, mostrando de forma gráfica los corredores de riesgo.
Los nuevos ojos que escanean el universo
Para adelantarse al peligro, primero hay que identificarlo. En ese sentido, los nuevos observatorios prometen una auténtica avalancha de descubrimientos. El Observatorio Vera Rubin, en Chile, con su cámara digital de última generación, está a punto de comenzar una observación sistemática del cielo austral que podría duplicar el número de asteroides conocidos en menos de un año.
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Simultáneamente, la ESA impulsa los telescopios Flyeye, inspirados en los ojos de los insectos. Estos sistemas escanearán el cielo cada noche desde diferentes puntos del planeta, con el objetivo de detectar cualquier cuerpo mayor a 40 metros con semanas de antelación. El primero se instalará en el Monte Mufara, Sicilia.
Una avalancha de datos y una carrera global por el espacio
Con estas tecnologías, se espera detectar cientos de objetos cercanos a la Tierra cada semana. Hasta hoy, solo se han catalogado unos 38.500. El reto será gestionar y comprender esa ingente cantidad de información.
Paradójicamente, mientras se avecina esta oleada de hallazgos, Estados Unidos baraja recortes en misiones espaciales clave como OSIRIS Apex. Si se concreta, el liderazgo podría pasar a manos de China, Japón o la Unión Europea, que ya avanzan con firmeza en la exploración de cuerpos menores del sistema solar.
Fuente: TheConversation.