Windows 10 contra viento y marea
Generada con IA
Por: Carolina González Valenzuela
Muchos siguen aferrados a Windows 10 y eso puede ser un problema de seguridad. ¿Por qué la gente se resiste a dar el paso a Windows 11 y qué riesgos trae quedarse atrás?
Cuando Microsoft anunció en 2025 que Windows 10 dejaría de recibir soporte, parecía el momento perfecto para pasarse a Windows 11. Pero lo cierto es que una cantidad enorme de ordenadores ha decidido no dar ese salto.
La razón es que muchos funcionan perfectamente. Pero el problema no es solo comodidad: se trata de seguridad y compatibilidad.
Aunque Windows 11 ya superó en cuota mundial a Windows 10 en 2025, con más del 50 % de los PC en uso, eso no significa que la migración esté completa. Muchos equipos todavía funcionan con la versión anterior, y varios ni siquiera pueden actualizar, ya que sus componentes no cumplen los nuevos requisitos.
El dato es para echarse las manos a la cabeza. Según Dell, hay cerca de 500 millones de ordenadores compatibles con Windows 11 que no lo han instalado. A eso se suman otros 500 millones que directamente no pueden actualizar por hardware obsoleto.
Para que te hagas una idea, en España, Windows 11 apenas alcanza el 52,96%, frente al 44,59% de Windows 10.
Lo peor es que no estamos hablando de ordenadores viejos que ya no se usan. Muchos son PC de oficina, portátiles de casa o equipos de empresa en uso. Eso significa que seguir con Windows 10 no es solo una cuestión de que te encanta y odias Windows 11, sino de riesgo real. Ya no hay parches para vulnerabilidades, y los ciberdelincuentes lo saben.
¿Por qué tanta gente se resiste a dar el salto?
La razón principal es la de siempre: muchos equipos funcionan sin problemas. Si no hay fallos, ¿para qué cambiar? Windows 10 lleva años funcionando en millones de ordenadores sin ser el dolor de cabeza que es esta nueva versión.
Además, Windows 11 necesita de hardware relativamente moderno como TPM 2,0, procesador compatible y ciertas prestaciones que no todos los ordenadores lo cumplen.
Para empresas, cambiar todos los ordenadores supone un alto coste: hardware, compatibilidad con software, formación. Eso asusta, y muchas optan por mantener lo que ya conocen.
Sin embargo, con el fin del soporte de Windows 10 —oficial desde el 14 de octubre de 2025— estos equipos entran en una zona peligrosa. Microsoft ya no ofrece actualizaciones, parches de seguridad ni soporte técnico.
Eso significa que cualquier nueva vulnerabilidad que se descubra quedará abierta. Los hackers pueden elegir objetivos vulnerables con más facilidad, y el riesgo de sufrir malware, ransomware o robo de datos se dispara. Para empresas, ya puedes imaginar que los riesgos son mayores.
Lo curioso es que, según YouGov, el 61% de los usuarios que se resistían a actualizar reconocen que «no es tan diferente» una vez lo prueban. Para ellos, Microsoft solo ofrece tres opciones:
Comprar un PC nuevo y que, lógicamente, es la opción que prefieren en Redmond; usar Windows 10 sin soporte, lo que supone un riesgo de seguridad; saltar a Linux, como están haciendo algunas administraciones públicas.
Por otro lado, y según los últimos datos de la plataforma Steam, Windows 11 reina a su antojo entre los usuarios amantes de los juegos de ordenador.
Steam es la plataforma de juegos de PC más popular del mundo y acaba de publicar su encuesta de hardware de enero, donde Windows 11 es la versión más popular entre todos los jugadores.
Un posible Windows 12 a la vista para 2026 o 2027
Viendo todo este panorama, es imposible no ver similitudes con lo ocurrido con Windows 7, otro sistema operativo que tuvo gran fama y cuyo fin de soporte también dio mucho de qué hablar.
Años después de su supuesto «fin», Windows 7 seguía siendo utilizado en millones de dispositivos en todo el mundo, lo que obligó a la compañía a extender el soporte de seguridad para algunos clientes.
Mientras tanto, los rumores sobre Windows 12 siguen circulando, con algunos expertos sugiriendo que Microsoft podría estar planeando un lanzamiento para 2026, aunque otros hablan de 2027. Quizá aquí se esconde la respuesta ante la relajación de la compañía a forzar la migración a Windows 11.

