Los autores del estudio sostienen que los animales modificados genéticamente podrían ser una fuente renovable de órganos para muchas personas que requieren un trasplante.
Científicos realizan el segundo xenotrasplante exitoso de un riñón de cerdo a una persona fallecida
Investigadores del centro médico Langone Health de la Universidad de Nueva York realizan un xenotrasplante. Nueva York, EE. UU., 25 de septiembre de 2021.
Joe Carrotta / AFP
Un equipo de investigadores del centro médico Langone Health de la Universidad de Nueva York ha realizado su segundo xenotrasplante experimental exitoso de un riñón de cerdo genéticamente modificado a un ser humano, comunicó la entidad académica estadounidense.
El procedimiento, que forma parte de un estudio en curso, tuvo lugar en noviembre en un laboratorio del centro médico. Al igual que con su primer xenotrasplante (trasplante de células, tejidos u órganos entre diferentes especies), llevado a cabo en septiembre, los investigadores recurrieron a un riñón de porcino que carecía del gen alfa-gal. El órgano fue adherido al organismo de una persona recientemente fallecida, que se mantenía conectada a un respirador.
“Hemos podido repetir los resultados del primer procedimiento transformador para demostrar la promesa continua de que estos órganos modificados genéticamente podrían ser una fuente renovable de órganos para muchas personas de todo el mundo que esperan un regalo que les salve la vida”, dijo el profesor Robert Montgomery, quien lideró el trasplante.
Procedimiento del trasplante
El gen alfa-gal, responsable de un rechazo inmune inmediato de órganos porcinos por parte del organismo humano, fue ‘desactivado’ en el cerdo donante. Además, la glándula timo del animal, responsable de ‘educar’ al sistema inmunitario, fue fusionada con el riñón antes del trasplante para evitar nuevas respuestas inmunitarias del organismo humano.
El riñón no se colocó en su posición habitual en el cuerpo, sino que se lo dejó fuera del abdomen, adhiriéndolo a los vasos sanguíneos de la parte superior de la pierna. Posteriormente se cubrió con una lámina protectora, mientras los científicos realizaban las respectivas observaciones y muestreo de tejido renal durante un periodo total de 54 horas.
A lo largo del estudio no se detectaron signos de rechazo por parte del organismo humano. Además, la producción de orina y los niveles de creatinina (indicadores clave de que un riñón que funciona correctamente) fueron normales y equivalentes a lo que se observa en un trasplante de riñón humano.
“Continuamos progresando con el xenotrasplante por ‘desactivación’ de un solo gen”, destacó Montgomery. “Con estudios y réplicas adicionales, este podría ser el camino para seguir para salvar miles de vidas cada año”, concluyó.