Los investigadores señalan que la resistencia a las neurotoxinas del veneno de las serpientes ha evolucionado al menos 15 veces en este grupo de anfibios, «lo que no tiene precedentes».
Oscaecilia ochrocephala
Ángel Sosa-Bartuano
Un equipo internacional de investigadores dirigido por la Universidad de Queensland (Australia) descubrió la adquisición de una resistencia «sin precedentes» al veneno de serpiente en un grupo de gusanos anfibios. El inesperado hallazgo se realizó en las cecilias (el tercer grupo de anfibios, además de las ranas y las salamandras) y los científicos consideran que proporciona un modelo sólido para el concepto evolutivo fundamental de las interacciones depredador-presa.
«Nuestra investigación proporciona un ejemplo de libro de texto de cómo una sola presión depredadora puede desencadenar una cascada evolutiva en la que la misma forma de contraatacar surge de forma independiente varias veces en los diferentes linajes de una especie», comentó Bryan Fry, quien dirigió el estudio.
«Habría sido una carnicería absoluta»
Los investigadores explican que, a pesar de ser bastante resbaladizas, las cecilias eran presas increíblemente fáciles para las serpientes elápidas (cobras, de coral y otras), que usaban sus colmillos para envenenarlas. La alta vulnerabilidad de las cecilias contribuyó a la rápida propagación de estas serpientes en África, Asia y América. Al final, esta presión depredadora fue clave en la evolución de este grupo de anfibios. «Habría sido una carnicería absoluta», subraya Fry.
«La capacidad de las cecilias para perseverar y evolucionar a pesar de estas presiones es como una película, como los sobrevivientes del ‘Día del Juicio Final’ contraatacando cambiando el panorama químico», expuso el profesor.
Mutaciones
Las herramientas moleculares permitieron analizar, en los tejidos de todas las familias de cecilias conocidas, los receptores a los que se unen las toxinas que se encuentran en el veneno de las serpientes.
«Demostramos que la resistencia a las neurotoxinas del veneno de serpientes elápidas ha evolucionado al menos 15 veces, lo que no tiene precedentes», señaló Marco Mancuso, de la Universidad Libre de Bruselas y autor principal del estudio. «Una validación particularmente interesante de la teoría fue que las cecilias en las islas Seychelles no eran resistentes al veneno de serpiente, lo que es consistente con que las serpientes elápidas nunca llegaron a esas islas», acentuó Mancuso.
«Es una señal extraordinaria para la respuesta a una presión de selección tan severa, donde los sobrevivientes del ataque fueron aquellos que eran un poco menos sensibles al veneno y algunos tenían mutaciones que los hacían completamente inmunes», explica Mancuso. «Estos fueron los que repoblaron la Tierra después de la plaga de serpientes elápidas», agregó.
Tres vías de escape
El Dr. Fry expuso que las cecilias pudieron lograr esta resistencia al veneno nunca antes vista mediante el desarrollo de tres mecanismos biológicos: la producción de barreras que impiden la llegada de las neurotoxinas al receptor, el cambio del receptor y un ‘arma electromagnética’ que invierte la carga durante esta interacción toxina-receptor y «repele electrostáticamente las toxinas». Los resultados de esta investigación fueron publicados en International Journal of Molecular Sciences.