El misterio neandertal de la cueva de Bruniquel: el hallazgo arqueológico que transformó los conocimientos de la Prehistoria.

Descubierta en los años 90, no fue hasta 24 años después cuando las pruebas científicas confirmaron que la estructura que había sido construida dentro tenía 176.000 años y era la construcción humana más antigua del mundo

Madrid

Bruniquel es una localidad francesa del departamento de Tarn y Garona, en la región de Languedoc-Rosellón-Mediodía-Pirineos, a una hora en coche al norte de Toulouse. Es un pueblo con casas de piedra y un castillo rodeado de vegetación construido sobre un risco, pero además Bruniquel guarda un misterio cuyas primeras noticias se remontan a finales de los años 80, cuando un adolescente aficionado a la espeleología y su padre localizaron un agujero del tamaño de una madriguera del que salía una corriente de aire: era la señal de que ahí abajo había una cueva. Tres años tardó en hacer más grande el hueco y poder entrar.

Era 1990 y se había localizado la cueva de Bruniquel, un descubrimiento arqueológico que transformó los conocimientos actuales de la Prehistoria. Los expertos han concluido que se trata de la prueba más antigua de frecuentación de una cueva por el hombre. La cueva de Chauvet (Ardèche, región francesa de Auvernia-Ródano-Alpes), databa de 20.000 a 30.000 años, pero la de Bruniquel se dató hace 176.000 años. Además, en una de sus salas se descubrió la más antigua construcción humana: dos círculos formados por cerca de 400 pedazos de estalagmitas cuidadosamente cortados, calibrados y levantados en 112 metros. Se cree que podría haber sido un lugar de culto organizado por los hombres de Neandertal (los antecesores de los humanos anatómicamente modernos que aparecieron en el Pleistoceno medio y habitaron en Europa, Oriente Próximo y Asia Central hasta hace unos 40.000 años antes del presente y llegaron a coexistir con el hombre moderno).

“Lo más raro”

Sobre este descubrimiento histórico ha desarrollado un interesante hilo en Twitter Fernando Siles (@itineratur), que repasa el origen del hallazgo, la importancia de este y su rareza. Allí encontraron “una extraña estructura artificial hecha a partir de estalagmitas cortadas y aparentemente amontonadas, o apoyadas, unas sobre otras”. El arqueólogo y espeleólogo experto en la prehistoria Francois Rouzaud aseguró entonces que era “lo más raro que se había encontrado en su carrera”.

Hueso carbonizado de oso en la cueva de Bruniquel, a 200 metros de profundidad. / AFP

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Las ruinas formaban una estructura formando dos círculos adyacentes, uno mayor que otro con varios puntos en los que se había hecho fuego. Ahí fue cuando su investigación dio un vuelco: encontró un pequeño trozo de hueso calcinado al que se le hizo la prueba del Carbono 14 y dio un resultado sorprendente, 47.000 años. El problema es que el Carbono 14 solo llegaba hasta ahí, por lo que la estructura podría ser incluso más antigua, algo que se demostró después. Por poner un ejemplo comparativo, la cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria) tiene 14.000 años y la de Chauvet, de 20.000 a 30.000 años.

Rouzaud murió y el descubrimiento quedó en el olvido hasta que una geóloga belga que estaba de vacaciones por la zona se interesó. Sophie Verheyden visitó la cueva francesa y su estructura y decidió investigar la antigüedad del descubrimiento a partir de las estalagmitas con una prueba que permite remontarse hasta medio millón de años, según explica Fernando Siles. La investigación se retomó en 2014 y gracias a las nuevas pruebas se confirmó que la estructura tenía la escalofriante cifra de 176.000 años, y que entonces los hombres neandertales bajaron a más de 200 metros bajo tierra a oscuras para cortar 400 estalagmitas con un peso total de 2,2 toneladas, muchas a 32 centímetros de largo y otras al doble de apoyo. Entre todas formaban una arquitectura que es la más antigua construcción humana encontrada, es “la primera arquitectura”. Esto ocurrió mucho antes de que los humanos modernos colonizaran Eurasia a partir de África.

La cueva de Bruniquel solo puede ser visitado para realizar estudios, pero allí se hacen numerosas actividades relacionadas con la Prehistoria. En el campamento prehistórico pequeños y mayores pueden aprender a hacer el corte del sílex, a excavar y a encender un fuego, y descubrirán diferentes tipos de hábitats en plena naturaleza en una zona rica de yacimientos arqueológicos. Los castillos de Bruniquel acogen una sala consagrada a la cueva de Bruniquel, en la que se presentan fósiles y objetos relacionados con el trabajo de la piedra y una parte de vestigios prehistóricos encontrados en los refugios bajo rocas descubiertos al pie de los castillos.

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