Foto portada: Erg Chebbi con lagunas. Foto: Rafa Pérez
El fotógrafo y colaborador de Viajes National Geographic, Rafa Pérez, ha podido tomar en el desierto una serie de fotografías tan históricas como espectaculares.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes
National Geographic
No siempre se está en el lugar adecuado en el momento preciso; pero cuando eso ocurre, cuando tiempo y espacio convergen así, el viaje depara momentos memorables. Es lo que le ha ocurrido en esta ocasión a Rafa Pérez, periodista y fotógrafo especializado en viajes, colaborador habitual de Viajes National Geographic. Su feliz serendipia ha ocurrido de viaje por Marruecos, en un horizonte de dunas junto a la frontera con Argelia.
“Hacía siete años que no caía ni una sola gota y las últimas lluvias torrenciales han formado aquí una serie de lagunas efímeras”, explicó a Viajes National Geographic mediante un audio enviado desde Erg Chebbi, uno de los más bellos erg (mar de dunas) del Sáhara. Y ahí estaba él, tras esas lluvias excepcionales.
«He estado en Marruecos en más de veinte ocasiones, pasando por la zona del desierto en varios de esos viajes. Acabo de llegar a Fez tras pasar un par de días en las dunas de Erg Chebbi, pero mis pies todavía sienten el frescor de la arena húmeda por el reciente episodio de lluvias», explica Rafa Pérez, quien prosigue viaje por su país fetiche.
Un paisaje de belleza sublime
Decía Alain de Botton en El Arte de viajar que el viajero al encontrarse con la belleza siente un impulso irrefrenable de aferrarse a ella, agarrarla y no dejarla escapar nunca. Desearía convertirla en algo más, tal vez en un recuerdo memorable. “Mas la belleza es fugitiva, la hallamos con frecuencia en lugares a los que puede que jamás regresemos, o bien es el resultado de una insólita conjunción de la época, la luz y las condiciones meteorológicas”, detalla el filósofo y escritor francés. ¿Cómo hacer pues? Uno de los medios que comenta que se pueden usar es la cámara fotográfica; con ella, explica, podemos mitigar la ansiedad que produce la pérdida de esa belleza vislumbrada.
Erg Chebbi con lagunas
Foto: Rafa Pérez
Ya en Fez, las imágenes que envía Rafa Pérez de las lagunas de Erg Chebbi son de una belleza más digna de una cartografía imaginaria que de la realidad. “Las lluvias se concentraron en una noche y una mañana. Los ríos que vienen de la zona del Atlas que pasan por Merzouga se desbordaron y se llenaron los torrentes de agua”, cuenta en su audio.
Fue a comienzos del siglo XVIII cuando la expresión “sensación de lo sublime” se generalizó para describir la emoción provocada ante ciertas bellezas de la naturaleza, en precipicios, glaciares, firmamentos o desiertos infinitos. En realidad, el término existía desde hacía mucho más. El primero en usarlo por escrito fue el griego Longino, refiriéndose no tanto a la evocación puramente estética, sino a los sentimientos que provocan ciertos paisajes: la idea de lo inconmensurable.
Erg Chebbi con lagunas
Foto: Rafa Pérez
Un fenómeno meteorológico muy inusual en el Sáhara
No hay duda de que contemplar la belleza del paisaje crepuscular de ese horizonte cincelado por dunas doradas de Erg Chebbi, salpicado ahora por las pequeñas y excepcionales lagunas, sintiendo la textura arenosa de las dunas a la par que el silencio absoluto, procura una sensación sublime. Más, explica Alain de Botton que lo sublime responde siempre a un poder superior a los humanos, y, por tanto, amenazador, “tengamos en cuenta -detalla- los lugares sublimes a modo de recordatorio de la insignificancia y la fragilidad humanas”. Y este episodio en el Sáhara parece anunciar esa fragilidad a la que nos está abocando el cambio climático en cuanto a los patrones climáticos globales.
Erg Chebbi con lagunas
Foto: Rafa Pérez
Hemos podido disfrutar de la excepcional estampa de estas lagunas tras las atípicas lluvias de los últimos días en el Sáhara, las cuales han generado cambios notables en el desierto, como lo demuestran imágenes difundidas por la NASA. Este fenómeno reciente fue causado por una gran masa de aire húmedo proveniente de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), que atravesó el Sáhara y llegó incluso hasta España. De acuerdo con los datos preliminares del sistema IMERG de la NASA, que utiliza varios satélites para medir la acumulación de lluvia, algunas regiones recibieron más de 200 milímetros de agua, una cantidad que normalmente cae a lo largo de un año entero.
Lo mejor del audio que envió Rafa Pérez junto a sus imágenes funciona como un final perfecto para este artículo: «En mi cabeza ronda la duda de si todo fue uno de los clásicos espejismos que se dan en las zonas desérticas. Cuando las luces de las primeras y últimas horas del día acariciaron la arena, no pude sino preguntarme si a partir de ahora volveré a utilizar el término onírico de la misma manera». Es lo que ocurre cuando se tiene la suerte de estar en el lugar adecuado en el momento preciso, que uno se plantea la validez de las palabras a la hora de tratar de explicar el mundo.