¿Una ciudad del futuro en ciernes? Solo el tiempo dirá si este proyecto se hace realidad.
El proyecto, que trata de un desarrollo urbano que podría implicar métodos novedosos de diseño, construcción y gobernanza, ya cuenta con detractores.
Élites de Silicon Valley compran numerosos terrenos agrícolas para construir una ciudad desde cero en EE. UU.
Imagen ilustrativa. Vista panorámica del distrito financiero de San Francisco.
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Élites de Silicon Valley quieren construir una nueva ciudad en el área de la bahía de San Francisco, California, y desde hace 4 años han estado invirtiendo cientos de millones de dólares en un proyecto para adquirir unos 140 terrenos agrícolas, informa New York Times.
Flannery Associates LLC, respaldada por fuertes inversores de Silicon Valley, ya ha invertido alrededor de 800 millones de dólares en la compra de los terrenos. El multimillonario Michael Moritz propuso a los inversores un tipo de desarrollo urbano desde cero, que podría implicar métodos novedosos de diseño, construcción y gobernanza, todo ello a poca distancia en coche de San Francisco y Silicon Valley.
«Estamos orgullosos de asociarnos en un proyecto que tiene como objetivo brindar acceso a empleos bien remunerados, viviendas asequibles, energía limpia, infraestructura sostenible, espacios abiertos y un medio ambiente saludable para los residentes», manifestó Brian Brokaw, portavoz de Flannery, a Fortune.
Además de Moritz, entre los principales inversores de Flannery se encuentran: Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn; Marc Andreessen y Chris Dixon, inversores en la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz; Patrick y John Collison, hermanos cofundadores de Stripe y Laurene Powell Jobs, fundadora del Colectivo Emerson.
Oposición al proyecto
El congresista demócrata John Garamendi ha manifestado abiertamente su oposición al proyecto. En una reciente entrevista señaló que el complejo proceso de zonificación y desarrollo de California hace poco probable que Flannery pueda aprobar una iniciativa respaldada por los votantes. «Cualquier promotor que tuviera algo de sentido común no habría pasado 4 años comprando terrenos en secreto», afirmó. «Habrían pasado 4 años trabajando con los intereses de la comunidad local para desarrollar una propuesta que sea beneficiosa para las comunidades y el estado», dijo.