Estos esqueletos dan nuevas pistas sobre la primera civilización que montó a caballo.

Los restos humanos, de unos 5000 años de antigüedad, se hallaron en tumbas de la cultura yamnaya, y el descubrimiento puede explicar en parte su rápida expansión desde Europa del este.

POR TOM METCALFE

Relieve de piedra caliza de la tumba de Horemheb en Saqqara (Egipto)

Las primeras representaciones de la equitación surgieron en la Edad de Bronce, como este relieve de piedra caliza de la tumba de Horemheb en Saqqara (Egipto). Estas representaciones aparecieron aproximadamente 1500 años después de los restos recientemente descubiertos de probables jinetes en el sureste de Europa.

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Los antiguos nómadas de la estepa euroasiática podrían haber sido los primeros en montar a caballo, según sugieren nuevas pruebas arqueológicas. Y la práctica ecuestre podría haberles proporcionado una ventaja competitiva en su galopar por Europa.

24 esqueletos antiguos procedentes de tumbas de Hungría, Rumanía y Bulgaria muestran signos de estrés físico causado por la equitación. La mayoría de los esqueletos pertenecen a la cultura nómada yamnaya, que se extendió hacia el oeste desde las praderas de Europa oriental hace unos 5500 años.

Cinco individuos yamnaya en particular, procedentes de tumbas datadas entre 4500 y 5000 años de antigüedad, muestran múltiples signos de que montaban a caballo con frecuencia: daños en las vértebras inferiores, por ejemplo, así como engrosamiento de los huesos pélvicos y crestas en los fémures. También se observan signos similares en cuatro individuos que se cree que pertenecían a culturas influidas por los yamnaya.

Los restos son los indicios más antiguos de equitación hallados hasta ahora, aunque los investigadores advierten de que los yamnaya quizá no fueran los primeros en montar a caballo.

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«Es posible que no se trate de los primeros jinetes», afirma el arqueólogo Volker Heyd, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), autor principal de un nuevo estudio sobre los esqueletos publicado en Scientific Advances. «Pero ésta es la mejor prueba de la equitación hasta el momento».

Decenas de miles de túmulos funerarios característicos, llamados kurganes, se extienden por todo el sureste de Europa. Los esqueletos del estudio provienen de entre 217 que fueron desenterrados de estas y otras tumbas por equipos arqueológicos entre 2019 y 2022.

La alta proporción de probables jinetes entre los esqueletos sugiere que montar a caballo era una actividad común para algunas personas en el sudeste de Europa hace ya 5000 años, dice el arqueólogo Martin Trautmann, investigador de la Universidad de Helsinki y autor principal del estudio. «Es bastante probable que la equitación ya estuviera establecida en la época de la que hemos hallado los primeros indicios», afirma.

Jinete de caballo de hace 5000 años

Una tumba yamnaya con un jinete a caballo descubierta en Strejnicu (Rumanía)

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Los autores del estudio creen que es poco probable que los yamnaya utilizaran caballos en la guerra, como se ha afirmado anteriormente, pero escriben que montar a caballo «habría contribuido sustancialmente al éxito general de la sociedad pastoral yamnaya».

Los primeros jinetes

El nuevo estudio tiende un puente entre la domesticación de los caballos para leche y carne, que los científicos creen que ocurrió hace unos 5500 años, y el uso de caballos para tirar de carros de guerra hace unos 4500 años. Heyd cree que los caballos de los Yamnaya habrían sido demasiado asustadizos para el combate y que los caballos que se ven tirando de carros en los grabados del segundo milenio a.C. probablemente fueron criados para la guerra.

«La raza de caballos que vemos a partir del año 2000 a.C. puede haber sido seleccionada genéticamente para ser más valiente y guerrera», afirma.

Trautmann añade que los caballos yamnaya eran más pequeños que los caballos modernos. «Tenían el pecho ancho, en forma de tonel, y las patas cortas y fornidas, muy parecidas a las de los caballos de Przewalski», explica.

La ropa de montar también era diferente. Según Heyd, las pruebas arqueológicas de los aperos de montar son escasas porque se fabricaban con materiales perecederos. Pero es probable que los primeros jinetes colocaran sencillas esteras sobre el lomo de los caballos en lugar de sillas de montar, que no se inventarían hasta después del año 1000 a.C., mientras que los estribos llegaron incluso más tarde.

Heyd también señala que los antiguos retratos de jinetes de Egipto y Mesopotamia los muestran sentados mucho más atrás que los jinetes actuales, con largas riendas sujetas a un arnés en la cabeza del caballo.

«Creo que es una característica de la equitación de la Edad de Bronce», afirma. «Había que sentarse muy atrás del caballo para mantenerse erguido y guiar al animal».

Fin del camino

El arqueólogo Kristian Kristiansen, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), que no participó en el estudio, afirma que la nueva investigación ayuda a resolver décadas de debate sobre si los yamnaya montaban a caballo o sólo los pastoreaban por su leche y su carne. «Se trata de un gran avance tras un largo estancamiento», afirma.

Kristiansen, editor de un nuevo libro sobre los yamnaya, afirma que probablemente empezaron a montar a caballo para gestionar mejor sus rebaños de vacas, ovejas, cabras y otros caballos.

Aunque los estudiosos explicaron en su día la rápida expansión de los yamnaya como resultado de la conquista militar por parte de guerreros a caballo, estudios más recientes sugieren que factores como su mayor movilidad pueden haber influido más. El antropólogo James Mallory, profesor emérito de la Universidad Queens de Belfast (Irlanda del Norte; Reino Unido) que tampoco participó en el estudio, afirma que éste es «acertadamente cauto» sobre el papel de los caballos yamnaya en la guerra. «Pero este debate dista mucho de estar cerrado».

Tanto si los yamnaya utilizaban caballos para luchar como si no, su capacidad para recorrer grandes distancias puede haber influido en la huella que dejaron en las lenguas europeas. Se cree que la lengua yamnaya moldeó el vocabulario y la gramática de toda la familia de lenguas indoeuropeas, que incluye el griego y el latín, así como las lenguas germánicas, eslavas y celtas.

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