Una serie consecutiva de grandes olas recorrió el cráter Gale hace 4.000 millones de años. Los científicos creen que allí pudo haber vida
José Manuel Nieves
Así perdió (y sigue perdiendo) Marte toda su agua
Gigantescas inundaciones de una magnitud que los científicos han calificado de «inimaginable» atravesaron hace 4.000 millones de años el cráter Gale, en el ecuador de Marte. El hallazgo refuerza la posibilidad de que allí la vida haya podido florecer en algún momento del pasado.
El impresionante trabajo, recién publicado en Scientific Reports, se basa en un detallado análisis de los datos del rover Curiosity, de la NASA, realizado por investigadores de las Universidades de Jackson, Cornell, Hawaii y el Jet Propulsion Laboratory de la agencia espacial norteamericana. El Curiosity lleva recorriendo el cráter Gale desde el momento mismo de su aterrizaje en el planeta rojo, el 6 de agosto de 2012.
La violenta mega inundación, probablemente provocada por el calor del impacto de un meteorito, que fundió de golpe el hielo almacenado en la superficie marciana, creó una sucesión de olas gigantes que arrasaron la zona. Las estructuras geológicas dejadas por esas olas resultan familiares para los investigadores, ya que se parecen mucho a las que se pueden encontrar en la Tierra.
«Hemos conseguido identificar por primera vez mega inundaciones utilizando los detallados datos sedimentológicos observados por el rover Curiosity -explica el astrobiólogo Alberto G. Fairén, coautor del estudio-. Los depósitos dejados por esas inundaciones no habían sido identificados previamente con los datos del orbitador».
Igual que sucede en la Tierra, también en Marte las características geológicas, incluida la acción del agua y el viento, se «congelan» en el tiempo durante millones de años. Y eso permite obtener valiosa información sobre los procesos que en el pasado dieron forma a la superficie de ambos planetas.
En este caso, los investigadores observaron una serie de grandes ondulaciones en las capas sedimentarias del cráter Gale (llamadas «antidunas») de unos 10 metros de altura y espaciadas unos 137 metros una de otra.
Esas antidunas, idénticas a las que se formaron en la Tierra por deshielo hace unos dos millones de años, indican un flujo de mega inundaciones en el fondo del cráter Gale hace unos 4.000 millones de años. Para los investigadores, la causa más probable de la inundación de Marte fue el súbito derretimiento del hielo a causa del calor generado por un gran impacto, que liberó dióxido de carbono y metano de los reservorios congelados del planeta. El vapor de agua y la liberación de gases se combinaron para dar lugar a un breve periodo de condiciones cálidas y húmedas en el planeta rojo.
La condensación, en efecto, formó nubes de vapor de agua, que a su vez crearon lluvias torrenciales que probablemente descargaron por todo Marte. Esa agua entró en el cráter Gale, se combinó con el agua que bajaba del monte Sharp (en el centro del cráter) y produjo gigantescas y repentinas inundaciones que depositaron las crestas de grava en la llanura, creando el familiar patrón de crestas y depresiones.
El equipo científico del Curiosity ya había establecido previamente que el cráter Gale tuvo en el pasado lagos y arroyos persistentes. Y esos cuerpos de agua de larga duración son excelentes indicadores de que el cráter, así como el monte Sharp dentro de él, eran perfectamente capaces de sustentar vida microbiana.
«El Marte primitivo -asegura Fairén- era un mundo extremadamente activo desde el punto de vista geológico. El planeta tenía todas las condiciones necesarias para soportar la presencia de agua líquida en la superficie. Y en la Tierra, donde hay agua, hay vida. Marte, por lo tanto, era un planeta habitable. ¿Pero estaba habitado? Esa es una pregunta que el próximo explorador, Perseverance, ayudará a responder».
Perseverance, que fue lanzado desde Cabo Cañaveral el pasado 30 de julio, está programado para at en Marte el próximo 18 de febrero de 2021. Muchos esperan que sus instrumentos de nueva generación sean capaces de despejar, de una vez por todas, las dudas sobre la existencia de vida en nuestro vecino planetario.
Fotos: Captura de pantalla.