RF-GraspMIT Media Lab/YouTube
David Hernández
Científicos han logrado fabricar un brazo robótico que gracias a las ondas de radio es capaz de localizar objetos que están bien escondidos.
Si pensabas que podías esconder a las máquinas ciertos objetos para que jamás sean localizados, es probable que te estés equivocando, porque gracias a un avance en innovación se ha podido fabricar un robot que hace uso de radiofrecuencia para poder localizar objetos que están fuera de su alcance.
El mundo de la robótica da un paso al frente creando robots “con una percepción sobrehumana”, así al menos lo denomina el profesor asociado Fadel Adib del MIT. El robot, de nombre RF-Grasp, es capaz de utilizar sus sentidos, en concreto ondas de radio que pueden atravesar paredes, para encontrar objetos ocultos. A esta frecuencia de radio se le suma la visión por computadora tradicional que ayuda a este avance tecnológico a encontrar y también recoger objetos que están ocultos.
Uno de los principales usos que se le podrían dar a este robot serían los almacenes, sobre todo en el comercio electrónico, dado que podría encontrar de forma muy rápida el pedido que haya realizado el cliente sin necesidad de que intervenga ningún humano.
No nos debe sorprender que sea capaz de realizar eso, dado que la identificación por radiofrecuencia (RF) se está utilizando desde hace un tiempo en distintas tareas como localización de un perro perdido que tiene un chip implantado o para encontrar libros en la biblioteca.
El robot RF-Grasp utiliza una cámara y un lector de radiofrecuencia para localizar y luego agarrar un objeto. Para ello hace uso de su brazo robótico y una cámara que se coloca justo encima de la muñeca del robot. Por otra parte, el lector de radiofrecuencia está separado y es capaz de transmitir la información de seguimiento al algoritmo del robot.
Además de para ayudar en el mundo del comercio electrónico, también lo quieren vender al consumidor final, dado que consideran que su brazo robótico podría encontrar objetos que no sabemos dónde están exactamente en nuestra casa, como unas llaves.