Investigadores rusos hallan una masa de agua que llevaba perdida en el mar 80 años.

Gracias al proyecto Argo, científicos rusos dieron con el paradero del agua ecuatorial del Atlántico, una de las grandes incógnitas de la oceanografía.

El mar est compuesto por masas de agua de distintas propiedades.

El mar está compuesto por masas de agua de distintas propiedades. MASTER/GETTY IMAGES

Un equipo de científicos rusos detectó la última masa de agua tropical que faltaba en el mapa del océano. El cúmulo cálido fue identificado en medio del océano de Atlántico, después de casi 80 años de estudios sobre corrientes oceánicas.

El mar no es un cúmulo homogéneo de agua. Está segmentado por masas o “carreteras” que cuentan con distintas propiedades físicas o químicas como temperatura, salinidad, densidad, presión, reflexión o transparencia. La identificación de las masas en el océano es fundamental para la oceanografía pues cada una de ellas afecta de manera particular el clima de la Tierra. Por ejemplo, la corriente de California modera el clima de las costas de la región y produce un banco de niebla en el estado. La corriente del Golfo, en cambio, transporta calor desde el trópico al norte, hasta las regiones costeras de Europa occidental.

Las masas de agua se estudian desde 1930. Los años de análisis han permitido que los científicos tengan un panorama bastante completo sobre ellas. Para ayudar en sus investigaciones, en 1998 se lanzó el programa Argo, el cual recopila información del océano con ayuda de instrumentos robóticos. Las cápsulas de Argo se distribuyen por los diferentes océanos del mundo, reúnen datos individualmente y, cuando se analizan en conjunto, dan una visión panorámica de las dinámicas del mar.

El misterio del agua ecuatorial del Atlántico

Victor Zhurbas, Konstantin Lebedev y Natalia Kuzmina usaron los veinte años de datos de Argo para resolver, de una vez por todas, uno de los grandes misterios oceanográficos: el paradero del agua ecuatorial del Atlántico.

En 1942, los observadores del mar identificaron nuevas corrientes sobre el ecuador, tanto en el océano Pacífico como en el Índico. Estas manchas se formaron por la combinación de cuerpos de agua del sur y norte. Las condiciones que permiten una corriente ecuatorial se repiten en otras latitudes, por lo tanto, el fenómeno debía presentarse en el océano Atlántico. Sin embargo, el mar que separa América de Europa y África, jamás arrojó pistas sobre una corriente ecuatorial.

Los datos de Argo contribuyeron a ubicar el agua ecuatorial dos décadas después de su liberación en el mar. Gracias a los datos que recabó el proyecto, los científicos rusos encontraron el cuerpo de agua perdido a la mitad del océano Atlántico. Este mar es el segundo más grande del mundo y ocupa el 20% de la superficie del planeta. Según los autores, el agua ecuatorial del Atlántico se extiende desde Brasil hasta el Golfo de Guinea, casi tocando tierra con África Occidental.

Para localizar la masa perdida, Zhurbas y su equipo mapeó los datos de las sondas marinas en computadoras. Al extrapolar la información de cada cápsula, el equipo advirtió la presencia de una curva nueva de temperatura-salinidad que corría paralelamente a las aguas centrales del Atlántico Norte y Atlántico Sur.

Así fue como identificaron el agua ecuatorial del Atlántico.

“Nuestro análisis permitió perfeccionar y complementar el diagrama volumétrico de temperatura-salinidad de varias masas de agua en la termoclina principal del océano Atlántico. La nueva masa identificada permitió completar, o al menos describir con mayor precisión, el patrón fenomenológico de las masas de agua básicas del océano mundial”, puntualiza el informe publicado en la revista Geophysical Research Letters de Advancing Earth and Space Science.

El proyecto Argo es una iniciativa entre 50 agencias de investigación de 26 países. Cada sonda del sistema de observación flota a una profundidad de dos kilómetros y proporciona un estatus del mar una vez cada 10 días. Por año, el programa proporciona alrededor de 100 mil perfiles de temperatura y salinidad. La información recopilada es pública y puede ser retomada por cualquier investigador para crear modelos de previsión oceánicos.

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