La guerra en Ucrania abre una nueva era, la de los drones con IA, y ningún país está a salvo.

Los drones ya forman parte del campo de batalla contemporáneo y, ante las mejoras con inteligencia artificial, ninguna región del mundo queda libre de sus ataques.

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Generada con IA

Por: Abraham Andreu

Ucrania se ha convertido en un territorio plagado por una de las tecnologías de guerra más devastadoras del planeta: los drones impulsados por inteligencia artificial para perseguir objetivos militares.

A pesar de que este tipo de drones son utilizados para labores de rescate o humanitarias, esta tecnología también se ha convertido en un arma de doble filo y, por ende, ya ha sido más que probada en el campo de batalla, no solo en tierras ucranianas.

Algunos de los últimos ejemplos de su uso en las trincheras tienen que ver con el ávido desarrollo de las fuerzas rusas, lo cual ha llevado incluso a un nuevo miedo, como es la dronefobia, con exmilitares ucranianos afectados por este tipo de trastorno psicológico.

A uno y otro lado, los ejércitos del mundo parecen continuar supliendo la fuerza humana por estos pequeños aparatos controlados a distancia, lo que ha cambiado sustancialmente la forma de controlar el campo de batalla, en una guerra que ahora se libra desde el aire.

Por su parte, volviendo al ejemplo de Europa del Este, Ucrania recibió hasta 33.000 drones con IA por parte de Auterion, un fabricante estadounidense que llegó a un acuerdo con el Departamento de Defensa de Estados Unidos con el objetivo de avanzar en la tecnología de drones.

En la otra parte, Rusia continúa armándose con drones militares capaces de usar tecnologías móviles, como el 4G –en lugar de la ubicación mediante GPS– para localizar objetivos. Aunque estos 2 países no son los únicos que emplean esta tecnología con fines bélicos.

Turquía y Estados Unidos, principales exportadores de drones

A pesar de que la inteligencia artificial ha conseguido que los drones no tripulados –UAV, por sus siglas en inglés– diferencien entre elementos considerados como insurgentes o civiles indefensos, las víctimas prácticamente se cobran por igual.

Así se desprende, por ejemplo, del informe Death on Delivery, una investigación de Drone Wars que analiza los asesinatos derivados de esta tecnología, concretamente, en diferentes países africanos, como Etiopía, Mali, Burkina Faso, Nigeria, Somalia y Sudán.

De un total de casi 1.000 civiles asesinados por drones en el período de noviembre de 2021 y el mismo mes de 2024, se podía observar que había varios países implicados en el uso de drones, al menos en el origen de la venta.

Entre estos, el modelo Bayraktar TB-2 de Turquía, los UAV Wing Loong II de China y el Mohajer-6 de Irán. Según lo que se desprende del mismo informe, Turquía es el principal país exportador en tecnología de drones militares en la región africana en el período entre los años 2022 y 2024.

En comparación, mientras que en este rango de años se pueden encontrar hasta una veintena de drones adquiridos en la región –con Turquía y Estados Unidos como principales exportadores, antes del 2014 tan solo había 4 países que compraban esta tecnología; a saber, China, Reino Unido, Israel y Estados Unidos.

Con este impresionante avance militar y tecnológico llega también el incremento de las tecnologías impulsadas por IA, ante lo cual los drones no son una excepción, sino una herramienta complementaria para acabar con el enemigo.

IA y drones, un palo a la rueda de la paz mundial

A lo largo de estos 2 últimos años, se han podido conocer informaciones realmente importantes, como es el aumento de ataques con drones en zonas de conflicto, como pueden ser Rusia y Ucrania, algo que ha perjudicado a ambos países en el Índice Global de Paz de este mismo año.

Según el último informe, estos territorios han perjudicado sus puntuaciones, deteriorando el bienestar de sus ciudadanos, en un panorama que no parece mejorar ante el aumento de los ataques impulsados por los drones no tripulados.

Este estudio, llevado a cabo en todo el planeta, concluye que, tanto los drones como la IA, han ofrecido al mundo entero conflictos más duraderos: mientras que en 2022 tan solo había 6 empresas fabricantes de drones, 2 años más tarde el número alcanzaba las 200 compañías.

Precisamente, al igual que ya ocurrió en otras guerras, el campo de batalla contemporáneo supone un campo de pruebas imprescindible para estas tecnologías. Por ejemplo, Ucrania ha multiplicado por 127 sus ataques impulsados por drones desde el inicio de la guerra contra Rusia.

A ello hay que añadir pruebas recientes y conceptos revolucionarios como los drones impulsados por IA, los cuales pueden considerarse como enjambres autónomos que identifican sus objetivos mediante el aprendizaje automático.

En otros ejemplos aún más devastadores, varios medios revelaron en mayo uno de los peores ataques con drones por parte de Israel, que atacó directamente a la denominada Flotilla de la Libertad de Gaza, con decenas de activistas internacionales a bordo de la embarcación.

Con este contexto bélico, parece ser que los drones han comenzado a ser una de las peores armas en las manos equivocadas, sin llegar a diferencia entre objetivos militares y civiles, en un ataque directo a personas que nada tienen que ver con los conflictos armados.

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