«La IA nos liberará de tareas sin sentido»: así lo defiende Manuela Delgado, experta en inteligencia artificial.

La experta Manuela Delgado defiende que la inteligencia artificial no nos quitará el trabajo, sino que nos liberará de tareas repetitivas y sin valor real.

Manuela Delgado, experta en Inteligencia Artificial

Computer Hoy/Pixabay/Lecturas

Por: Silvia Cabrero Díez

La inteligencia artificial ha irrumpido en nuestras vidas con fuerza, y no hay marcha atrás. Desde que herramientas como ChatGPT se popularizaron en 2022, muchas personas sienten una mezcla de asombro y temor. ¿Estamos ante una amenaza para nuestros empleos? ¿Es posible que la IA nos ayude a vivir mejor, o solo contribuye a nuestra fatiga digital?

Manuela Delgado, ingeniera especializada en IA y divulgadora, que lleva años desmontando mitos sobre esta tecnología y mostrando su cara más humana y útil, explica en una entrevista a Lecturas que no hay que temer a la inteligencia artificial, sino aprender a convivir con ella, para «liberarnos de tareas sin sentido».

«La IA nos va a permitir utilizar el tiempo en cosas que nos interesen más y sean de más valor.», afirma. En otras palabras, no se trata de una amenaza, sino de una herramienta. Y como cualquier herramienta, lo importante es cómo la usamos.

La IA no piensa por sí sola, pero aprende

Para entender cómo funciona la IA actual, Delgado nos propone imaginarla como una receta de cocina.

«Un algoritmo es como una receta de cocina, tienes los ingredientes (datos) y los pasos a seguir para hacer el plato final. Si utilizamos buenos ingredientes, conseguiremos un buen plato. Lo mismo pasa con la IA, si se alimenta con datos de calidad, tendremos buenos resultados, si no, no habrá quien se coma el plato que se haya cocinado», indica.

Imagen generada con IA

La clave, según la experta, está en los datos, cuanto más completos, variados y éticos sean, mejores serán los resultados que ofrezca una IA.

A diferencia de lo que ocurre en muchas películas de ciencia ficción, la inteligencia artificial no tiene conciencia ni intenciones. Solo procesa enormes volúmenes de información, aprende de ellos y genera respuestas basadas en patrones. Por ejemplo, puede ayudarte a redactar un correo, organizar tu agenda o incluso interpretar una radiografía, siempre bajo la supervisión de un profesional.

Uno de los mayores miedos asociados a la IA es la pérdida de trabajos. Delgado lo matiza: «Desaparecerán algunos trabajos, pero aparecerán otros». En su opinión, la IA debe asumir tareas repetitivas o tediosas, para que las personas podamos dedicarnos a lo que realmente importa, como la creatividad, el pensamiento crítico, la empatía.

Esto, además, podría suponer una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida. Automatizar gestiones, programar informes o revisar bases de datos en segundos puede permitirnos trabajar menos horas, o al menos, de manera más flexible.

«Si todas estas tareas están automatizadas y las delegamos en una IA se puede utilizar el tiempo en cosas que nos interesen más y sean de más valor. Tanto dentro como fuera del trabajo», apunta Delgado.

IA para el bienestar, no solo para el trabajo

Más allá del mundo laboral, la IA ya está presente en ámbitos que impactan directamente en nuestro bienestar. En la medicina, por ejemplo, ya se utiliza para predecir enfermedades o mejorar diagnósticos. En las ciudades, ayuda a gestionar mejor el tráfico, la energía o los servicios públicos. Incluso en nuestros móviles, nos ofrece información adaptada a nuestras necesidades y horarios.

Sin embargo, Delgado advierte de que todavía queda camino por recorrer: «La cultura del dato aún no está integrada en las personas y las empresas. Es decir, cedemos datos continuamente que son oro para mejorar nuestro día a día».

Según la experta, es esencial apostar por una IA transparente, ética y regulada. No solo para evitar usos peligrosos como los algoritmos adictivos o los deepfakes, sino para garantizar que esta tecnología esté al servicio de las personas, y no al revés.

En relación con los más jóvenes, Delgado tiene claro que el enfoque no puede ser el miedo ni la prohibición. «Mi punto de vista es el de invertir en educación antes que en la prohibición.  Acompañarlos en su contacto con las pantallas, entender para qué las usan y qué les interesa, para poder seguir ese interés lejos del mundo online».

Porque, al final, lo que nos plantea la inteligencia artificial no es solo un cambio tecnológico, sino también social y cultural. ¿Queremos usarla para controlar o para liberar? ¿Para sustituirnos o para potenciarnos? Manuela Delgado lo tiene claro: «El uso de ChatGPT puede ser muy inspirador y creativo si se sabe utilizar. Prohibir su uso es frenar un avance necesario».

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