Durante los últimos 10 años la Tierra ha recibido una “lluvia” de electrones de rayos cósmicos sin precedentes.
Impresión artística de un pulsar disparando nubes de electrones altamente energticos.
Impresión artística de un pulsar disparando nubes de electrones altamente energéticos.NASA
Hace una década, una red especial de telescopios en África detectó electrones de los rayos cósmicos (CRe) más potentes jamás registrados en la Tierra. Llegaron en lo que podríamos llamar una caótica lluvia y superaron en varios órdenes de magnitud las mediciones estándar. Los científicos no conocen con exactitud su origen, sin embargo, ahora saben algo con certeza: sea cual sea su fuente, está muy cerca de la Tierra.
¿Qué son los rayos cósmicos?
En el espacio, fenómenos colosales como supernovas, agujeros negros o pulsares expulsan partículas subatómicas extremadamente energéticas que viajan a velocidades cercanas a la luz. Estos disparos a veces consisten en rayos de luz de alta energía (rayos gamma) y otras son oleadas de partículas cargadas, como electrones y sus contrapartes, los positrones.
En la Tierra, los científicos han desarrollado métodos para medir estos disparos y detectar sus fuentes a millones de años luz. El observatorio H.E.S.S. en Namibia se especializa en localizar estas fuentes a través de la radiación Cherenkov, un micro destello de color azul producido por partículas cargadas al atravesar un medio como el agua.
Durante los últimos 10 años, el observatorio H.E.S.S. ha detectado los electrones más energéticos registrados por la ciencia. Esta información estuvo oculta entre los datos del centro de investigación. Un esfuerzo sin precedentes entre múltiples universidades alemanas ha revelado un diagnóstico energético de estas partículas. Los sensores registraron electrones de rayos cósmicos de hasta 40 teraelectronvoltios (TeV), mientras que usualmente los CRe registran alrededor de un TeV.
Concepto de un cuásar, según la NASA.
Este misterioso objeto en nuestra galaxia es tan poderoso que no debería existir
El sistema V4641 Sagittarii dentro de la Vía Láctea emitió una ráfaga de energía solo equiparable a la de los cuásares asociados a los agujeros negros supermasivos.
En busca de la fuente de esos electrones energéticos
No es posible detectar la fuente de estas partículas porque los electrones no llegan como un disparo de cañón, sino como lluvia dispersa. No viajan en línea recta porque interactúan con el campo magnético del planeta, distribuyéndose por todos lados. Solo es posible inferir que provienen de un acelerador de partículas natural en el espacio. Sin embargo, en sus niveles de energía hay algunas pistas difusas sobre la ubicación del fenómeno. Los científicos concluyen que el origen está asombrosamente cercano al sistema solar.
«Este es un resultado importante, ya que podemos concluir que lo más probable es que los CRe medidos provengan de muy pocas fuentes cercanas a nuestro propio sistema solar, hasta un máximo de unos pocos 1,000 años luz de distancia, una distancia muy pequeña en comparación con el tamaño de nuestra galaxia», explicó en un comunicado Kathrin Egberts, de la Universidad de Potsdam, Alemania, una de las autoras del estudio.
En las lecturas hay una pendiente energética notable. Según los expertos, este detalle, junto con la probable distancia de separación, reduce considerablemente la lista de posibles fuentes de estos CRe. Actualmente, los candidatos incluyen el remanente de supernova Anillo de la Monogema, las estrellas moribundas Velorum y Y2, o pulsares como Vela o Geminga. En cualquier caso, los astrónomos ahora tienen una nueva región de interés para estudiar la aceleración de partículas de manera natural.
Tampoco se descarta la posibilidad de que provengan de un remanente de explosión de una estrella que ya se ha disipado. En ese caso, no habrá forma de conocer de dónde vino esa oleada de electrones cargados