Reflexionamos sobre una interesante pieza editorial que analiza el estado actual del mercado de las laptops, computadoras y consolas con las SSD PCIe.
Por York Perry
Es triste pero relativamente cierto: el arribo de las Unidades de Estado Sólido SSD cambiaron la industria y el mercado de las computadoras, laptops y consolas de videojuegos para siempre. Pero el gusto habría durado poco por culpa de un simple movimiento que lucía inofensivo al inicio.
Quienes tuvieron una computadora a finales del siglo pasado vivieron una experiencia diametralmente opuesta a la que se experimenta hoy en día con cualquier equipo de portátil o de escritorio.
El tiempo de arranque de una computadora, para inicializar su sistema operativo y cargar la interfaz gráfica era un proceso tardado a finales de la década de los 90. Sobre todo si se trataba de un equipo especializado para labores de alta demanda gráfica.
Uno podía ponerse de pie y servirse un café en lo que la computadora finalmente quedaba lista para comenzar a operarse. Así que para muchos era materia de fantasías imposibles la idea de que algún día una laptop tomara pocos segundos para arrancar.
Eso cambió de manera radical con el avance de la tecnología y el lanzamiento de las unidades SSD que vinieron a relevar parcialmente a los discos duros tradicionales.
Sin embargo, ahora, con el paso del tiempo, descubrimos que este periodo de esplendor podría haber sido breve para volver actualmente frustrante por un simple pero demoledor detalle: la temperatura.
Cómo PCIe arruinó a los SSD SATA
Los colegas de Hardzone han publicado un interesante artículo editorial en donde reflexionan justo sobre la última parte en la trayectoria histórica y evolución de las unidades de almacenamiento.
En donde, efectivamente, se vivió una intensa y emotiva luna de miel con las unidades SSD cuando la interfaz SATA era la que se utilizaba como base y estándar común para este mercado.
Sin embargo, la tecnología tenía que evolucionar y en su momento se migró a PCIe, todo bajo la promesa de más y mejores velocidades de escritura de datos.
Pero surgió de inmediato un problema que inició como algo curioso y que hoy en en día es va convirtiendo en un auténtico dolor de cabeza: la temperatura que generan estas unidades bajo PCIe. De hecho hay un párrafo contundente en el texto referido que vale la pena reflexionar:
“Tras el marketing de velocidades de 12.000 MB/s esta la realidad, que no es otra que la temperatura y el rendimiento. Es muy bonito de hablar de 12.000 MB/s de lectura y escritura, pero, ¿a qué coste? Y es que el problema de los SSD PCIe 5.0 está en la temperatura, que será tan critica que está obligando a poner ventiladores a estas unidades de almacenamiento.”
La velocidad de escritura con tal nivel tan compacto en la SSD lucía prometedor, sobre todo para el desarrollo de laptops o para integrarse a consolas de videojuegos.
Pero llegar al rango cercano de los 12.000 MB/s genera una cantidad tal de calor que ahora resulta obligatorio integrar sistemas de ventilación más voluminosos y robustos para evitar que se fría todo.
En un mundo ideal la interfaz SATA volvería para establecerse como algo más sensato. Pero parece que no sucederá jamás.