El planeta rojo, junto con la Tierra, son los dos únicos mundos en los que se ha detectado ese extraño movimiento, cuyo origen se desconoce
José Manuel Nieves
Como si de una peonza se tratara, Marte se tambalea mientras gira, de forma que sus polos se acercan y se alejan constantemente de su eje de rotación. Así lo ha confirmado un estudio recién publicado en Geophysical Research Letters en el que, sin embargo, los investigadores reconocen no tener idea del por qué.
Se trata de la primera vez que, aparte de en la Tierra, se detecta este curioso balanceo en un cuerpo del Sistema Solar. Conocido como «bamboleo de Chandler» (en honor del astrónomo Carlo Chandler, que descubrió el fenómeno hace más de un siglo) se trata de un efecto que surge cuando un cuerpo en rotación no es una esfera perfecta. El resultado es un «meneo» similar al de una peonza que se balancea a medida que pierde velocidad. Nada que ver, por lo tanto, con el suave giro de un globo perfectamente equilibrado.
Los datos obtenidos durante casi dos décadas por las numerosas sondas que han visitado Marte revelan, en efecto, que los polos del planeta llegan a desviarse hasta diez centímetros de su eje de rotación, en un ciclo que se repite aproximadamente cada 207 días.
Aquí, en la Tierra, el otro planeta de nuestro sistema en el que se ha observado el bamboleo, la oscilación es mucho más pronunciada. Los polos de nuestro mundo, en efecto, se desvían aproximadamente 9 metros del eje de rotación terrestre, en un patrón circular que se repite cada 433 días.
Liderado por Alex Kanopliv, ingeniero aeroespacial del Jet Propulsion Lab, de la NASA, el equipo de investigadores aporta con este trabajo nuevos conocimientos sobre el interior del planeta rojo. De hecho, la cantidad de tiempo que tarda un polo en completar un ciclo de oscilación es un fiel reflejo de hasta qué punto puede deformarse el manto de Marte, lo que da nuevas pistas sobre sus propiedades y su estado térmico.
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«Por lo general -explica Konopliv- la señal del bamboleo de Chandler es muy pequeña. Se necesitan muchos años y datos de alta calidad para poder detectarla». Estudios anteriores sobre el mismo tema, en efecto, no habían conseguido llegar a conclusión alguna.
En su estudio, sin embargo, Konopliv y sus colegas pudieron confirmar ese extraño movimiento de Marte calculando los efectos gravitacionales que el bamboleo tenía sobre las órbitas de dos naves espaciales de la NASA que se encuentran allí: la Mars Odyssey y la Mars Reconnaissance Orbiter. La enorme cantidad de datos recopilados durante 18 años, y no disponibles en estudios anteriores, dejaron claro que el motivo de la oscilación se encontraba en el interior del planeta, y no en factores externos como el derretimiento estacional de los casquetes polares.
Se cree que tanto el bamboleo de Marte como el de la Tierra deberían desaparecer con el tiempo. Algunos científicos piensan que, en el caso de nuestro planeta, esa oscilación no debería durar más de cien años, contados a partir del momento de su origen. Sin embargo, el bamboleo de la Tierra dura ya desde hace mucho más tiempo, y su intensidad no da muestras de disminuir. Algo, se decía en un estudio de 2001, parece estar reavivando continuamente el bamboleo, aunque el mecanismo exacto se desconoce.
Lo cierto es que, tanto en la Tierra como en Marte, los científicos ignoran qué es lo que puede estar causando esta misteriosa oscilación. Se ha sugerido que, por lo menos en el caso terrestre, podría tratarse de una combinación de cambios de presión en la atmósfera y en los océanos. Pero Marte carece de océanos, por lo que la causa debe, por fuerza, estar en otra parte. ¿Pero dónde? Puede que nuevas investigaciones consigan, en algún momento, arrojar luz sobre este auténtico enigma planetario.