Una reconstrucción muestra que nuestro ancestro ’Lucy’ de hace 3,2 millones de años tenía músculos que le permitían caminar totalmente erguida.

Por Guillermo Carvajal

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Reconstrucción de Lucy en el Museo Neandertal (Erkrath, Mettmann) | foto Neanderthal-Museum, Mettmann en Wikimedia Commons

Una investigadora de la Universidad de Cambridge ha reconstruido digitalmente por primera vez los tejidos blandos que le faltaban a un antepasado humano primitivo -o hominino-, revelando su capacidad para mantenerse erguido como lo hacemos hoy en día.

La Dra. Ashleigh Wiseman ha modelado en 3D los músculos de las piernas y la pelvis del homínido Australopithecus afarensis utilizando escáneres de «Lucy», el famoso espécimen fósil descubierto en Etiopía a mediados de la década de 1970.

El Australopithecus afarensis fue una especie humana primitiva que vivió en África oriental hace más de tres millones de años. Más bajo que nosotros, con cara de simio y cerebro más pequeño, pero capaz de andar sobre dos piernas, se adaptó tanto a los árboles como a la sabana, lo que ayudó a la especie a sobrevivir durante casi un millón de años.

Llamada así por el clásico de los Beatles «Lucy in the Sky with Diamonds«, Lucy es uno de los ejemplos más completos que se han desenterrado de cualquier tipo de Australopithecus, con un 40% de su esqueleto recuperado.

Wiseman pudo utilizar datos de código abierto publicados recientemente sobre el fósil de Lucy para crear un modelo digital de la estructura muscular de la parte inferior del cuerpo del homínido de 3,2 millones de años de antigüedad. El estudio se publica en la revista Royal Society Open Science.

El modelado digital de los tejidos blandos de un fósil legendario sugiere que el Australopithecus afarensis poseía una potente musculatura en las piernas y la pelvis, adecuada para vivir en los árboles, pero músculos en las rodillas que le permitían caminar totalmente erguido | foto Ashleigh Wiseman

La investigación recreó 36 músculos en cada pierna, la mayoría de los cuales eran mucho más grandes en Lucy y ocupaban mayor espacio en las piernas en comparación con los humanos modernos.

Por ejemplo, los principales músculos de las pantorrillas y los muslos de Lucy tenían más del doble de tamaño que los de los humanos modernos, ya que tenemos una proporción de grasa y músculo mucho mayor. Los músculos constituían el 74% de la masa total del muslo de Lucy, frente a sólo el 50% en los humanos.

Los paleoantropólogos coinciden en que Lucy era bípeda, pero discrepan en cómo caminaba. Algunos sostienen que se movía agachada, como los chimpancés -nuestro antepasado común- cuando caminan sobre dos patas. Otros creen que se movía de forma más parecida a nuestro bipedismo erguido.

En los últimos 20 años se ha empezado a llegar a un consenso sobre la marcha totalmente erguida, y el trabajo de Wiseman viene a corroborarlo. Los músculos extensores de la rodilla de Lucy, y el efecto de palanca que permitirían, confirman la capacidad de enderezar las articulaciones de la rodilla tanto como puede hacerlo hoy una persona sana.

La capacidad de Lucy para caminar erguida sólo puede conocerse reconstruyendo la trayectoria y el espacio que ocupa un músculo dentro del cuerpo, dijo Wiseman, del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge.

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