Ucrania sorprende al mundo desplegando cañones láser contra el ejército ruso.

La fuerza de sistemas no tripulados de Ucrania asegura que sus nuevos cañones láser están ya operativos y pueden derribar aeronaves que estén volando a dos kilómetros de altura

Foto: Ilustración de un sistema de energía dirigida láser derribando un dron enemigo. (Lockheed Martin)

Por Jesús Díaz

Las fuerzas armadas sin piloto de Ucrania han anunciado el despliegue de cañones láser en el frente, sorprendiendo a los analistas militares. Un sistema que, como el Iron Beam israelí o el DragonFire británico, dispara rayos de alta energía para derribar aeronaves con un alcance hasta a dos kilómetros.

El coronel Vadym Sukharevsky —comandante de las fuerzas armadas sin piloto— afirmó en una reciente conferencia sobre industria de defensa europea que “hoy Ucrania es, si no me equivoco, el quinto país que puede decir que tiene un láser. Hoy en día, podemos derribar aviones con este láser a una altitud de más de 2 km”.

Foto: Los misiles crucero de corto alcance «Infierno». (Gobierno de Ucrania)

Por: Jesús Díaz

Cómo funciona

El enésimo avance conseguido por el grupo de investigación avanzada del ejército de Kiev se llama Tryzub. Emite un rayo de energía concentrada capaz de calentar y destruir la estructura de un objetivo aéreo tras mantener el contacto durante varios segundos. Los cañones, asegura Kiev, ya están operativos sobre el terreno pero siguen en desarrollo para mejorar su potencia y ampliar su alcance.

Tryzub es parecido al DragonFire pero no llega a igualar su potencia de fuego actual. Este sistema desarrollado por un consorcio de defensa británico utiliza tecnología de combinación de haces para lograr una mayor intensidad y un alcance efectivo superior. En pruebas realizadas en Escocia, el sistema demostró su capacidad para destruir objetivos con una precisión extraordinaria, alcanzando distancias de hasta 3,4 kilómetros (aunque su alcance real es secreto).

El escudo láser DragonFire del Reino Unido. (Wikimedia Commons)

 El sistema ucraniano también es similar al Iron Beam, desarrollado por el conglomerado militar israelí Rafael Advanced Defense Systems. Pero mientras que el cañón Tryzub tiene como objetivo eliminar los drones rusos, el Iron Beam es mucho más potente para poder interceptar cohetes, proyectiles de mortero y drones a distancias de hasta 10 kilómetros.

La clave de estos sistemas láser es la reducción del coste operativo y su capacidad de disparo virtualmente infinita. Con un cañón láser sólo necesitas electricidad por lo que, en vez de tener que sacrificar misiles antiaéreos o drones de intercepción, puedes eliminar objetivos con un coste por disparo estimado en menos de cinco euros. Y al no requerir munición física, el número de tiros sólo está limitado por la capacidad de generación energética. Su tiempo de operación es la tercera ventaja de los cañones láser: es constante, sin interrupciones para parar a recargar munición.

Un arma del futuro presente

El Tryzub está ya operativo pero se enfrenta a varios retos. Su rayo debe mantenerse fijo sobre el objetivo durante el tiempo necesario para destruirlo, con lo que por ahora su uso está limitado a aviones ligeros y drones, no contra misiles, helicópteros o cazas de combate, más rápidos y con más blindaje. Ucrania también necesita disponer en el frente de robustos sistemas de generación eléctrica para garantizar un suministro constante en el campo de batalla.

Un cañón láser montado en u destructor de la Marina de EEUU. (US Navy)

Como ha pasado con los drones y la inteligencia artificial, la guerra de Ucrania sigue marcando las tácticas y estrategias para la guerra del futuro, esta vez impulsando la tendencia global hacia el uso de armas de energía dirigida en la defensa aérea que ya tienen EEUU, China, Israel y Reino Unido. El despliegue oficial del DragonFire británico está previsto para 2027 y el Iron Beam israelí para 2025, aunque éste último ya se ha usado durante las últimas ofensivas contra este país. El Tryzub se ha desplegado en un escenario de guerra activa y continuada porque la urgencia del conflicto provocado por Rusia fuerza a Kiev a poner toda la carne en el asador.

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