El arte de innovar sin desprotegerse en el mundo del control de acceso.

Por: Mauro De Lucca*

La industria del control de acceso en América Latina está evolucionando rápidamente, impulsada por la gestión de soluciones en la nube, credenciales móviles y capacidades de procesamiento en el borde, permitiendo una mayor integración entre sistemas y decisiones operativas en tiempo real.

Debido a las nuevas tecnologías de control de acceso, ahora las fronteras entre la seguridad física y la cibernética se están desdibujando, hubo un salto de una relación colaborativa a una convergencia prácticamente unificada.

Gracias a estas innovaciones, las organizaciones pueden integrar plataformas antes aisladas, tomar decisiones operativas en tiempo real y fortalecer sus capacidades de ciberseguridad. El control de acceso ya no es un sistema separado, sino que se ha convertido en un eje estratégico que articula la protección de personas, datos e infraestructura.

Sin embargo, este avance tecnológico convive con una realidad compleja: muchas organizaciones aún dependen de infraestructuras heredadas, protocolos obsoletos y arquitecturas fragmentadas, coexistencia que plantea desafíos críticos: las organizaciones deben garantizar la compatibilidad con sus sistemas existentes, estar preparadas para enfrentar amenazas híbridas cada vez más sofisticadas y mantener flexibilidad para adaptarse a futuras exigencias.

En ese sentido, alcanzar un equilibrio entre seguridad, adaptabilidad y preparación van de la mano para definir la próxima era del control de acceso en la región.

Para lograrlo, las organizaciones deben apoyarse en los siguientes cuatro pilares que permiten innovar sin desprotegerse y avanzar sin perder visibilidad operativa.

1.     interoperabilidad

La interoperabilidad permite conectar sistemas sin reconstruirlos desde cero. Protocolos abiertos como OSDP habilitan comunicaciones seguras entre lectores, controladores y plataformas de gestión, reduciendo la dependencia de proveedores únicos. Evaluar la infraestructura heredada —identificando cuellos de botella y vulnerabilidades— es esencial para definir una hoja de ruta realista hacia la modernización y, en ese sentido, maximizar las inversiones en plataformas abiertas, especialmente en hardware, que normalmente representa la mayor parte del presupuesto de un proyecto, es un movimiento de gran importancia estratégica.

2.     conexión con la nube

De acuerdo con el informe sobre las tendencias en controladores de acceso para 2025, publicado por Mercury (2025 Trends in Access Controllers Report), el 52 % de las organizaciones ya emplea controladores compatibles con servicios en la nube. Esta conectividad permite gestión centralizada, actualizaciones remotas y monitoreo en tiempo real, sin embargo, la dependencia total de la nube no es viable. Los controladores con procesamiento en el borde aseguran continuidad operativa incluso ante interrupciones de red, gestionando localmente las solicitudes de autenticación y aplicación de políticas.

3.     Seguridad en red

La convergencia entre seguridad física y lógica permite construir ecosistemas más adaptables, donde la información fluye entre plataformas y la protección se extiende de forma transversal. La fragmentación entre dominios físicos y digitales —como videovigilancia, control de acceso, gestión de identidades y redes IP— limita la visibilidad operativa, desconexión que reduce la capacidad de anticipación y respuesta ante incidentes híbridos, sumado a que hace que las operaciones sean más costosas, tanto por la pérdida de eficiencia, como por una mayor exposición a riesgos y vulnerabilidades.

4.     Adopción de credenciales móviles

Según el informe citado, más de la mitad de los tomadores de decisiones consideran la compatibilidad con credenciales móviles como un factor clave, estas credenciales ofrecen ventajas como menor probabilidad de pérdida, gestión remota simplificada y mayor vinculación con la identidad del usuario. Al estar cifradas y almacenadas en zonas seguras del hardware, refuerzan la protección contra suplantaciones y, en ese sentido, contar con controladores que ofrezcan compatibilidad nativa y actualizaciones por software es esencial para consolidar esta estrategia.

Control de acceso abierto, inteligente y adaptable

El camino hacia una arquitectura integrada exige decisiones estructurales. Alcanzar un equilibrio entre seguridad, adaptabilidad y preparación para el futuro será decisivo para consolidar la próxima era del control de acceso.

Es así como la industria en América Latina está evolucionando hacia sistemas más inteligentes, conectados y flexibles, capaces de responder a las exigencias de seguridad en entornos cada vez más dinámicos. La posibilidad de procesar datos en el borde, integrarse con plataformas de seguridad organizacional y operar desde la nube ofrece una visión más avanzada de las expectativas de las organizaciones respecto a estas soluciones.

Los controladores inteligentes están transformando el concepto de control de acceso. Al ejecutar aplicaciones directamente en el borde, eliminan la dependencia de servidores externos y permiten que las decisiones se tomen en tiempo real, justo donde ocurren los eventos. Esta capacidad agiliza la respuesta ante situaciones críticas y facilita la implementación de políticas de seguridad adaptadas a las condiciones específicas de cada entorno.

En lugar de operar bajo arquitecturas rígidas, las organizaciones pueden configurar sistemas que se ajusten a sus dinámicas operativas y evolucionen conforme cambian sus necesidades.

Sin embargo, la innovación exige criterio. Los responsables de tomar decisiones deben sopesar cuidadosamente los beneficios de nuevas integraciones frente a los riesgos que conllevan arquitecturas no probadas o deficientes en interoperabilidad. El informe de Mercury subraya esta necesidad, destacando que los controladores del futuro deben garantizar escalabilidad, interoperabilidad y ciberseguridad como pilares fundamentales.

El control de acceso ya no se limita a abrir puertas y se ha convertido en un componente estratégico para proteger personas, datos e infraestructura en contextos cada vez más interconectados. Y en ese futuro, la apertura —tanto tecnológica como operativa— será el factor decisivo para construir sistemas seguros, sostenibles y preparados para lo que viene.

En una región donde la modernización avanza más rápido que la integración, apostar por arquitecturas abiertas e interoperables, más allá de ser una decisión técnica, es el camino para superar la fragmentación y transformar la seguridad en una ventaja operativa real.

* Director de Desarrollo Comercial para HID en América Latina

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