Consiguen grabar en Marte el primer audio de un torbellino extraterrestre.

Lejos de constituir un peligro, esos remolinos de polvo y arena pueden ser, según los investigadores, muy beneficiosos para los astronautas.

En Marte la velocidad del sonido es más lenta y prevalece un profundo silencio

Un remolino de polvo en Marte JPL/MSSS/NASA

JOSÉ MANUEL NIEVES. Madrid

Cuando el rover Perseverance aterrizó en Marte, en febrero del año pasado, lo hizo equipado con el primer micrófono capaz de funcionar en la superficie del planeta rojo. Desde entonces, los científicos lo han venido utilizando para grabar todo tipo de sonidos marcianos, desde terremotos a viento. Y ahora, en un auténtico golpe de suerte, un equipo de investigadores ha conseguido la primera grabación de audio de un torbellino extraterrestre.

En el estudio, recién publicado en ‘Nature Communications’ y que dirige la científica planetaria Naomi Murdoch, participan investigadores del Instituto Nacional Superior Francés de Aeronáutica y del Espacio y la NASA, entre ellos Roger Wiens, de la Universidad de Purdue, que lidera el equipo de instrumentos que hizo el descubrimiento.

Wiens es el investigador principal de SuperCam de Perseverance, un conjunto de herramientas que comprende la ‘cabeza’ del rover y que incluye instrumentos avanzados de detección remota con una amplia gama de espectrómetros, cámaras y micrófonos.

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En palabras de este científico, «podemos aprender mucho más usando el sonido que algunas de las otras herramientas, que toman lecturas a intervalos regulares. El micrófono, sin embargo, nos permite muestrear casi 100.000 veces por segundo. Y eso nos ayuda a tener una idea más clara de cómo es Marte».

Un golpe de suerte

Por supuesto, el micrófono no está siempre encendido. De hecho, graba durante unos tres minutos cada dos días. Por eso, conseguir la grabación del torbellino fue, según Wiens, una auténtica suerte, aunque no del todo inesperada. En efecto, en el cráter Jezero, donde se encuentra Perseverance, el equipo ha observado ya más de un centenar de remolinos, pequeños tornados de polvo y arena, desde el aterrizaje del rover.

Pero esta ha sido la primera vez que el micrófono estaba encendido justo cuando uno de esos torbellinos pasó sobre el rover de la NASA. La grabación, junto con las lecturas de la presión del aire y la fotografía de lapso de tiempo, ayudarán a los científicos a comprender mejor la atmósfera y el clima marcianos.

«Pudimos ver caer la presión -dice Wiens- escuchar el viento, luego tener un poco de silencio en el ojo de la pequeña tormenta, y después escuchar el viento nuevamente y ver cómo la presión vuelve a aumentar». Según el investigador, todo sucedió en apenas unos segundos: «El viento era rápido, alrededor de 40 km por hora, que es más o menos lo que verías en un remolino de polvo en la Tierra. La diferencia es que la presión del aire en Marte es mucho más baja y los vientos, aunque igual de rápidos, empujan con apenas el 1% de la presión que tendría un viento de igual velocidad en la Tierra. No es un viento poderoso, pero lo suficientemente fuerte como para levantar partículas de arena en el aire y formar una tolvanera».

Buenos para los astronautas

La información recopilada indica que los futuros astronautas no tendrán que preocuparse por los vientos huracanados que derriban antenas o hábitats, como le sucedió a Mark Watneys en ‘The martian’, abandonado en Marte cuando sus compañeros huyeron de una gran tormenta. Muy al contrario, el viento podría proporcionar a los futuros colonos una ayuda inestimable. De hecho, las brisas que ‘barren’ la arena de los paneles solares de otros rovers, especialmente Opportunity y Spirit, contribuyeron sin duda a que esos vehículos duraran mucho más tiempo.

«Esos rovers -explica Wiens- vieron una lenta disminución de su energía durante varios días o semanas, y después un súbito aumento, que se produjo cuando el viento despejó los paneles solares». Al contrario, la falta de tales remolinos en Elysium Planitia, donde aterrizó la nave InSIght, puede ayudar a explicar por qué esa misión está llegando tan pronto a su fin.

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«Al igual que la Tierra -concluye Wiens- , en Marte hay climas diferentes en diferentes áreas. Usar todos nuestros instrumentos y herramientas, especialmente el micrófono, nos ayuda a tener una idea concreta de cómo sería estar allí».

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