Foto: Para 2030 esta imagen debería hacerse realidad (CASC). Para 2030 esta imagen debería hacerse realidad (CASC).
Por: Daniel Marín.
El programa espacial tripulado chino se enfrenta a su mayor desafío: colocar a dos seres humanos en la superficie de la Luna a finales de esta década. China tiene cuatro años para terminar de desarrollar el nuevo cohete Larga Marcha CZ-10 y las naves lunares (la nave tripulada de nueva generación y el módulo lunar). El CZ-10 despegará desde Hainán por primera vez en 2027 y antes de que termine 2030 los astronautas chinos deberán haber pisado la Luna.
El periodo de 2027 a 2030 se perfila como el más frenético y crucial en la historia del programa espacial del gigante asiático, un verdadero «momento Apolo» chino. El pasado 29 de mayo, coincidiendo con la rueda de prensa de presentación de la tripulación de la Shenzhou 16, tuvo lugar un anuncio que pasó relativamente desapercibido. En la rueda de prensa, Lin Xiqiang confirmó los planes del programa lunar tripulado chino para enviar humanos a la Luna alrededor de 2030.
Y decimos que el anuncio pasó relativamente desapercibido porque Lin prácticamente no dio ningún detalle que no supiésemos ya, pero la gran repercusión en los medios oficiales chinos de estas declaraciones demuestra que, en realidad, son el pistoletazo de salida oficial del programa lunar tripulado del país. Atrás queda la fase de concepción y desarrollo y ahora comienza el momento de la verdad.
Y es que Lin Xiqiang (林西 强) no es un cualquiera, sino que se trata del subdirector de la Agencia Espacial Tripulada China (CMS). La CMS no tiene un gran poder de decisión en el organigrama del programa espacial chino, pero sí tiene un importante peso político. En China, un anuncio formal y oficial a este nivel ante toda la prensa no tiene nada de casual.
De paso, Lin confirmó que el nombre del nuevo cohete lunar es CZ-10, un dato que ya era de sobras conocido, pero que no se había plasmado en documentos oficiales hasta ahora. Gran parte de la confusión que rodea al programa lunar tripulado chino se debe a que muchas de las informaciones sobre el mismo proceden de entrevistas o conferencias de altos cargos de empresas u organismos espaciales en las que se han dado detalles del proyecto, pero que luego no han tenido una confirmación oficial posterior en documentos públicos.
En realidad, todos aquellos que sigan este blog saben perfectamente que el programa lunar tripulado chino lleva activo muchos años. Fue en 2018 cuando se conocieron los primeros detalles del cohete CZ-10, denominado por entonces «Cohete Tripulado de Nueva Generación» (新一代载人运载火箭), también apodado «Cohete 921» o «CZ-X».
Ese año se hizo pública la arquitectura elegida para el programa lunar, que emplea dos misiones del CZ-10: un lanzamiento para enviar a la Luna la nave de nueva generación y otro al módulo lunar. Los dos vehículos se acoplarán en órbita lunar y dos de los tres astronautas pasarán de la nave al módulo. Tras alunizar y pisar la Luna, la tripulación regresará a la órbita lunar para acoplarse a la nave y poner rumbo a la Tierra. En esta arquitectura, confirmada en 2019, aparecía un módulo lunar minimalista de pequeño tamaño y una estación en órbita lunar, la «Gateway china».
Foto: Los 3 elementos del programa lunar tripulado chino: el cohete CZ-10, el módulo lunar y la nave tripulada de nueva generción (CMS).
Foto: Rueda de prensa de CMS con Lin Xiqiang del 29 de mayo con motivo del lanzamiento de la Shenzhou 16 (CASC).
Previamente, en 2017, comenzaron las pruebas de ignición de la turbobomba del motor YF-100K de 130 toneladas de empuje que se usará en el lanzador lunar. Los primeros encendidos de prueba de este motor de kerolox se produjeron en junio y julio de 2018. Para mayo de 2023 ya lleva acumulados más de 3300 segundos de tiempo de ignición. En noviembre de 2018 el conglomerado estatal CASC presentó una maqueta del cohete lunar en la 20º Festival Aeroespacial de Zhuhai y en septiembre de 2019 se construyó la primera sección de un tanque de cinco metros de diámetro que se usará en el nuevo cohete. Un mes más tarde, el diseño general del CZ-10 superó la revisión de aceptación de la CMS. El 14 de junio de 2022 se completó el primer encendido del motor de hidrógeno YF-79E, que se usará en la tercera etapa del CZ-10. Para octubre ya se habían superado los diez mil segundos de ignición con este motor. En septiembre de 2022 se llevaron a cabo encendidos del YF-100M, la versión para el vacío del YF-100K que propulsará la segunda etapa de este lanzador. Por tanto, en materia de motores el CZ-10 ya tiene los deberes hechos.
Foto: Una de las últimas pruebas de motores en las nuevas instalaciones de Tongchuan, las más grandes de Asia el pasado 30 de mayo (CASC).
Foto: Motor YF-100K, que se empleará en el CZ-10 (CASC).
En mayo de 2020, el diseñador jefe de la nave tripulada de nueva generación (新一代载人飞船), Zhang Bainan (张柏楠), declaró —en una entrevista a CCTV, como no podía ser de otra forma— que el objetivo principal del vehículo era llevar astronautas a la Luna. Era la primera confirmación directa y oficial por parte de un alto cargo del programa espacial chino de que el país estaba planeando misiones tripuladas a la Luna.
El 24 de junio de 2021 se produjo una conmoción en el mundillo de los seguidores del programa espacial chino con motivo de una conferencia en Hong Kong de Long Lehao (龙乐豪), ingeniero jefe de la serie de cohetes Larga Marcha y, por tanto, figura importante —aunque no decisoria— de CASC. Long anunció que el diseño del cohete gigante CZ-9 había cambiado radicalmente con respecto al diseño final de 2016 para parecerse más a la Starship de SpaceX.
Al mismo tiempo, se anunciaron detalles del cohete lunar, que Long denominó CZ-5DY —las siglas ‘DY’ vienen de dengyue (登月), ‘alunizaje’—. En otra serie de conferencias en ese mismo año, Long Lehao presentó la última versión de la arquitectura lunar, en la que había desaparecido la estación orbital lunar. En septiembre de 2022 el cohete volvió a cambiar otra vez de nombre para pasar a llamarse CZ-5G (长征五号改, la ‘G’ veía de gai, ‘evolución’, ‘cambio’) y pudimos ver su diseño final en forma de una gran maqueta en el salón de Zhuhai, aunque oficialmente seguía recibiendo el nombre de Cohete Tripulado de Nueva Generación.
Foto: Arquitectura lunar con dos lanzamientos del CZ-10 (CASC).
Foto: Diseño actual del CZ-10 (CASC).
Pero fue a finales de 2022 cuando todo se precipitó. En diciembre de ese año Wu Yansheng dio una larga y detallada conferencia repleta de bonitas animaciones e imágenes sobre el futuro del programa espacial chino. Wu Yansheng (吴燕生) es nada más y nada menos que el CEO de CASC, el contratista principal del programa espacial chino. En la conferencia vimos nuevos detalles de los planes lunares tripulados chinos y la sorpresa fue que el módulo lunar de pequeño tamaño había sido abandonado en favor de una nave más grande, aunque también estaba dotada de una etapa de frenado desechable (crash stage). En realidad, en 2019 habíamos visto un módulo parecido en la China Space Conference de Fuzhou, pero en su momento se supuso que era un prototipo para misiones posteriores más avanzadas. Por su parte, la nave de nueva generación también había cambiado radicalmente con respecto al diseño de la cápsula que voló en 2020 y ahora era un vehículo más grande y capaz. Esta nave llevará a tres astronautas a la Luna, dos de los cuales bajarán a la superficie en el módulo lunar.
La conferencia de Wu fue la confirmación de más alto nivel hasta la fecha de que el programa lunar tripulado iba en serio, por si alguien lo dudaba a estas alturas, pero, curiosamente, pasó relativamente desapercibida. A falta de una agencia espacial de estilo occidental, CASC es lo más parecido a la NASA que hay en China (no, la CNSA no pinta nada en todo esto). Sin duda, el desconocimiento del funcionamiento del programa espacial chino —sumado a las pocas ganas de aprender de algunos medios— contribuye a que se mezclen declaraciones de actores del más alto nivel con otras que provienen de cargos mucho menos importantes.
Foto: La nave de nueva generación acoplándose en órbita lunar al módulo lunar tras una misión en la Luna. La nave llevará 3 astronautas a la Luna y 2 bajarán a la superficie en el módulo lunar (CASC).
Foto: Wu Yansheng, CEO de CASC, presenta en diciembre de 2022 los detalles de las naves lunares del programa lunar tripulado chino (CASC).
Foto: El cohete CZ-10 y la nave de nueva generación (a la derecha pone que puede poner 70 toneladas en LEO y 25 ton hacia la Luna y que el primer vuelo tendrá lugar en 2027) (CASC).
En febrero de 2023 se inauguró una exposición en el Museo Nacional de Pekín a cargo de la Agencia Espacial Tripulada China (CMS) con motivo de los treinta años de programa espacial tripulado. Las estrellas de esta exposición fueron las maquetas del CZ-10 y de las naves lunares. Curiosamente, aunque el cohete y las naves eran prácticamente similares a las que aparecieron en la conferencia de Wu Yansheng —y pese a que el poder decisorio de la CMS en materia de política espacial es menor que el que puede tener CASC—, esta exposición tuvo un impacto mediático mucho mayor y numerosos medios occidentales se enteraron por primera vez de que China planeaba poner seres humanos en la Luna. La exposición sirvió para confirmar además que, al fin, el nombre del cohete lunar sería CZ-10 —aunque, paradójicamente, en los carteles de la propia exposición y en las notas de prensa seguía apareciendo con el nombre antiguo— y se mostraron más detalles del módulo lunar, como el rover plegable que viajará en el lado izquierdo.
Foto: Detalles del módulo lunar chino (CMS).
Foto: La nave tripulada de nueva generación en una animación con la torre de escape y la cubierta aerodinámica acoplada (CMS).
Foto: Diseño actual de la nave tripulada de nueva generación (CMS).
¿Y cuándo tendrá lugar este primer alunizaje? En estos últimos meses ha surgido cierta confusión sobre la fecha prevista del primer alunizaje tripulado chino, principalmente debido al desconocimiento del mandarín por parte de los medios occidentales. Casi desde el primer momento en el que se presentaron los planes lunares la fecha a la que hacían mención los medios chinos era «alrededor de 2030» (2030年前后, 2030左右), dando a entender que podría ser antes, pero también después de 2030. No obstante, a medida que se han ido concretando estos planes las autoridades se han ido mostrando más y más confiadas de poder hacerlos realidad antes de lo previsto. Por este motivo, cada vez con más frecuencia aparece la mención a la fecha de la primera misión tripulada acompañada de ‘2030年前’.
El problema es que esta expresión, dependiendo del contexto, no significa necesariamente «antes de 2030», sino que puede significar «antes del fin de 2030» o «para/alrededor de 2030» (by 2030 en inglés). Por ejemplo, así es como traduce el canal oficial CCTV la noticia de la confirmación del programa lunar tripulado del 29 de mayo: China Plans to Land Astronauts on Moon by 2030 in Three Steps: Official. Sin embargo, algunos encargados del programa chino han hablado claramente de «antes de 2030» (2030年之前, que no es lo mismo que 2030年前).
Entre ellos, se suele citar a Wu Weiren (吴伟仁), diseñador jefe del Programa de Exploración Lunar Chino (CLEP o 中国探月), que a su vez depende de la agencia espacial china CNSA. Como parte del CLEP, Wu está más vinculado a la parte científica de la exploración lunar, especialmente al programa no tripulado de sondas Chang’e, pero lógicamente es una figura muy relevante. Pues bien, Wu Weiren afirmó claramente en abril de este año que el primer alunizaje tendrá lugar «antes de 2030» (2030年之前). Eso sí, todavía ninguna autoridad ha dicho expresamente que el alunizaje será en 2029.
Foto: Wu Weiren, diseñador jefe de CLEP, declaró en abril de 2023 que el primer alunizaje tripulado tendría lugar antes de 2030 (CCTV).
Foto: Cohete CZ-10 (CMS).
Hoy está claro que el programa no está lo suficientemente avanzado como para garantizar un primer alunizaje en 2029, de ahí que se siga hablando de ‘alrededor de 2030’. Ni que decir tiene, esto cambiará a medida que se vayan concretando los planes y los calendarios de vuelo. En la rueda de prensa del pasado 29 de mayo, Lin Xiqiang afirmó que el CZ-10 efectuará las mismas misiones no tripuladas de prueba que el CZ-2F, el cohete de las naves Shenzhou. Puesto que las misiones Shenzhou 1 a 4 fueron no tripuladas, esto quiere decir que los cuatro primeros vuelos del CZ-10 serán no tripulados. Pero recordemos que las misiones lunares requieren de dos lanzamientos, uno para el módulo lunar y otro con los astronautas a bordo de la nave de nueva generación. O sea, si tomamos las palabras de Lin Xiqiang de forma literal, el primer lanzamiento tripulado del CZ-10 será el quinto, pero previamente, en el cuarto, se habrá lanzado el módulo lunar de esa misión (a no ser, claro está, que se trate de una misión sin módulo lunar para orbitar la Luna). Lin también declaró que próximamente se anunciaría el nombre oficial de las naves lunares y del programa tripulado. Recientemente se ha sabido que se convocará un concurso para otorgar el contrato del rover lunar a empresas privadas, una iniciativa que parece que va a ser cada vez más común en el programa espacial chino, pues tiene lugar después de que se haya propuesto un programa similar para desarrollar naves de carga privadas a la estación espacial.
Foto: Detalles del cohete CZ-10.
Teniendo en cuenta que el primer lanzamiento del CZ-10 está previsto para 2027, es muy posible, aunque un poco justo, que estos cinco lanzamientos tengan lugar en 2027, 2028 y 2029. Al fin y al cabo, no olvidemos que China mantendrá al mismo tiempo sus operaciones en la estación espacial y continuará con otros proyectos. Y, obviamente, pueden surgir problemas: la construcción de la Estación Espacial China tuvo que retrasarse cerca de dos años por culpa del fallo de la segunda misión del CZ-5 en 2017. Después de las primeras misiones lunares, el objetivo es crear una base lunar tripulada en el polo sur que complemente a la base no tripulada de sondas espaciales que se lanzarán en los próximos años. Más adelante, China quiere cambiar su arquitectura para introducir un módulo lunar más grande y capaz, probablemente usando el lanzador pesado CZ-9, que debe despegar por primera vez en 2033. Naturalmente, estos planes quedan todavía un poco lejos en el futuro, aunque cada vez es más frecuente leer en la literatura especializada china estudios sobre bases lunares y su infraestructura relacionada.
Foto: Detalle del módulo lunar en la superficie (CASC).
Foto: El rover lunar que llevará el módulo lunar (CMS).
Con el programa lunar chino viento en popa a toda vela, es inevitable hablar de nueva carrera lunar con Estados Unidos, pero todos, incluida China, son conscientes de que la NASA tiene ventaja en esta competición. Además, incluso si China logra adelantarse al programa Artemisa, saben que su rival siempre podrá decir que ellos ya llegaron antes en 1969. En definitiva, esta competición no es algo que preocupe especialmente a los chinos: ellos van a su ritmo y sus planes son a largo plazo. No se limitarán a pisar la Luna en un par de misiones, sino que su objetivo es una presencia permanente en la superficie de nuestro satélite. La competencia con EE.UU. es más una distracción que un aliciente (la NASA no puede decir lo mismo, pues quiere hacerse con el control de facto de los depósitos de hielo polares antes que los chinos). Por otro lado, el compromiso de la cúpula política del país con el programa espacial es sólido. Tras el 18º Congreso del PCCh que aseguró el liderazgo sin fisuras de Xi Jinping, muchos de los nuevos miembros del Politburó son antiguos cargos de CASC, CNSA (o SASTIND, el organismo a cargo de la agencia espacial) o la Academia China de las Ciencias (CAS).
(Foto) Propuesta de base lunar china (CMS).
En los próximos cuatro años China debe poner a punto el CZ-10, los edificios y rampas asociados al mismo en el Centro Espacial de Wenchang (isla de Hainán) y las naves lunares. El esfuerzo será sin duda tremendo. Pero si alguien cree que China no podrá hacer frente a este desafío autoimpuesto o que se trata de simples planes de powerpoint, es que está muy, muy perdido.