Tras medio siglo de investigación sin resultados significativos, comienzan a aparecer los primeros resultados prometedores en seres vivos.
Este año podría ser decisivo para la creación de vacunas contra el cáncer
Imagen ilustrativa
Tamer Adel / Legion-Media
El año 2025 podría ser clave en cuanto a la creación de vacunas contra el cáncer, incluidas las de nueva generación, que son capaces de «entrenar» al sistema inmunitario para que aprenda a reconocer los tumores y luche contra su propagación, informó The Economist.
Hoy en día, se están realizando pruebas de vacunas desarrolladas contra cánceres de piel, ovarios, cerebro y pulmones y, según indica la revista, tras medio siglo de decepcionantes «callejones sin salida», empiezan a aparecer los primeros resultados prometedores.
¿En qué se basan?
Cuando los científicos comenzaron a investigar los cambios en el ADN, descubrieron que las células cancerosas contenían cientos, si no miles, de mutaciones que las diferenciaban de sus vecinas sanas, y algunas de ellas hacían que las células cancerosas produjeran proteínas anormales, conocidas como neoantígenos, que alarmaban al sistema inmunológico.
En consecuencia, la idea detrás de las nuevas vacunas contra el cáncer es introducir estos neoantígenos en el cuerpo para que entrenen al sistema inmunológico con el objetivo de que después este tenga capacidad de identificar el cáncer que los porte como cuerpo extraño.
Sin embargo, para crear una vacuna capaz de hacerlo, los científicos tienen que tomar una muestra de un tumor, secuenciar su genoma y encontrar todas sus mutaciones genéticas para que luego sea posible determinar qué neoantígenos son capaces de provocar la respuesta inmunitaria más fuerte en el cuerpo; de ahí que las primeras vacunas de ARN mensajero (ARNm) para el cáncer se hagan para cada paciente, ya que el perfil de mutaciones es distinto en cada tumor e incluso con distintas células de un mismo tumor.
Avances destacados
Entre los ejemplos de los avances más significativos se encuentra una vacuna terapéutica llamada ARNm-4157, que se elabora de manera personalizada para cada paciente y que se administra en combinación con el fármaco de inmunoterapia Keytruda.
En junio de 2024, esta vacuna, creada por las farmacéuticas Moderna y Merck, logró reducir en un 49 % el riesgo de muerte o recaída en pacientes con melanoma, en comparación con un tratamiento que solo implicara la administración del fármaco. En el estudio de casi tres años de duración participaron 157 pacientes con melanoma avanzado.
Mientras, en octubre de 2024, investigadores de la Universidad de Oxford recibieron financiación para crear una vacuna preventiva contra el cáncer de ovario, cuyo objetivo sea reconocer y atacar las células cancerosas en las primeras etapas. Por otra parte, también se está desarrollando una vacuna de ARNm contra el cáncer de pulmón que, de igual modo, presenta al sistema inmunológico marcadores tumorales que se encuentran en varios tipos de cáncer.
En paralelo, científicos están estudiando las posibilidades de combatir el glioblastoma, el tipo de cáncer cerebral más común, para el que no existen tratamientos. Las pruebas realizadas por investigadores de la Universidad de Florida en perros con tumores cerebrales, utilizando una vacuna basada en ARNm han demostrado que los animales vivieron una media de 139 días después del tratamiento en comparación con los 30-60 días que vivían sin él.
No obstante, estas pruebas no se realizan únicamente en EE.UU, pues, hace poco, científicos rusos de la Universidad de Ciencia y Tecnología Sirius y el Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya, junto con especialistas de los mayores centros oncológicos del país, crearon una vacuna contra el cáncer, que actualmente se está probando en animales.