Las conexiones por cable y el DSL, que suponen el 69% del total de conexiones, dominan la estructura actual de las redes en Latinoamérica, haciendo que la velocidad de descarga de la red fija sea más baja que en otras regiones del mundo.
Este hecho pone en relevancia la desventaja digital, sobre todo ante el uso intensivo de internet durante el confinamiento, de los países latinoamericanos frente a países como Corea, Japón, Suecia, Finlandia o España, quien ha realizado uno de los mayores despliegues de fibra óptica en los últimos años.
El informe señala además que la penetración de internet en América Latina es del 72% y en América central y el Caribe del 60%, superando ambas la media mundial que se encuentra en el 59% de penetración.
EAE Business School ha publicado el estudio “La crisis del COVID 19 y su impacto en el sector tecnológico” en el que se revela que la infraestructura de fibra óptica en Latinoamérica solo supone el 22,5% de las conexiones de banda ancha fija en 2020. Según revela el informe, en el continente latinoamericano todavía predomina el uso de la conexión fija por cable, con un 36% de las conexiones, y el uso del DSL con un 33% en 2020.
Dicha estructura de la red ha hecho que la velocidad de descarga de banda ancha de línea fija en América Latina en 2020 sea de tan solo 22 Mbit/s, comparada con los de 74,64 Mbit/s de velocidad promedio de conexiones fijas a internet a nivel mundial durante esta crisis. Esto es una muestra de que, en términos generales, América Latina todavía tiene terreno que recorrer para situarse en la media mundial en lo que se refiere a velocidad de datos.
Además, tal y como señala el autor del informe y profesor de EAE Business School, Romà Andreu “el elevado incremento en el consumo de datos desde el COVID-19 tensiona las redes de telecomunicación que, en general en todo el mundo, están sufriendo disminuciones en la velocidad de transmisión tanto en Internet móvil como la red fija”.
El problema, según Andreu, es que las tensiones se trasladen a los servicios de hosting y almacenamiento en la nube. Durante la crisis, se ha generalizado el uso intensivo de los dispositivos tecnológicos, tanto para el trabajo como para el ocio. Una tensión excesiva en estos servicios podría comprometer la evolución de las economías latinoamericanas, ya que este cambio de hábitos parece haber llegado para quedarse, al menos mientras dure la incertidumbre y el distanciamiento social.
Prueba de ello es que como señala el informe, las descargas de la aplicación Zoom en América Latina se dispararon durante el COVID-19 con más de 3 millones de descargas en los países Latinoamericanos analizados en el estudio en tan solo 6 días, a través de Google Play. Entre ellos, destaca Brasil con 1.400.000 descargas, tras él México con 754.000 descargas y, a cierta distancia, Chile, Argentina, Colombia Perú y Ecuador con alrededor de las 200.000.
Por ello el profesor de EAE Business School, Romà Andreu advierte de que “los nuevos hábitos y dinámicas de trabajo también hacen patente que hay segmentos de nuestra propia sociedad que corren el riesgo de quedarse atrás en este gran paso debido, no solo a la brecha de conocimiento, sino a la de acceso a ciertas infraestructuras y dispositivos tecnológicos”.
Tal y como muestra el informe, los datos de enero de 2020 ya reflejaban una desigualdad muy importante, según las regiones, en la penetración global de internet, que en América Latina se encuentra en el 72% y en América central y el Caribe en el 60%. Estas cifras superan la media mundial de penetración, que está en el 59%, y la de otras zonas en desarrollo como Asia Central con una penetración del 54% o los países de África del Norte (53%). Pero todavía no alcanza la de los países más desarrollados de Occidente donde la penetración de internet se sitúa entre el 89% y el 95% o a América del Norte con un 88%.