El sistema solar // Pixabay – Sputnik Mundo, 1920, 25.09.2021
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El origen se encuentra en el comienzo de su formación, hace unos 4.500 millones de años, cuando el sistema solar no era nada más que una enorme nube giratoria de polvo y gas, según el astrónomo Nader Haghighipour de la Universidad de Hawai en Manoa.
De acuerdo con el astrónomo, esa enorme nube medía 12.000 unidades astronómicas (UA) de ancho, 1 UA es la distancia media entre la Tierra y el Sol, unos 150 millones de kilómetros, y esa nube se hizo tan grande que empezó a colapsar.
Según recoge Livescience, cuando la nube giratoria de polvo y gas comenzó a colapsar, también se aplanó, haciendo cada vez más plano el centro de esa nube de polvo y todas las moléculas de gas que se encontraban en la nube se comprimieron tanto que se calentaron.
Haghighipour explicó que bajo el inmenso calor y la presión, los átomos de hidrógeno y helio se fusionaron e iniciaron una reacción nuclear de miles de millones de años dando lugar a una estrella bebé, el Sol. Así durante los siguientes 50 millones de años, el sol creció, recolectando gas y polvo de su entorno, emitía olas de intenso calor y radiación despejando a su alrededor una especie de disco.
“El disco alrededor de la estrella se vuelve más y más plano y se expande y se expande con el sol en el centro”, describió Haghighipour comparándola con una masa de pizza que es lanzada al aire y se hace más plana para amoldarse.
De esta manera, la nube se convirtió en una estructura plana llamada disco protoplanetario, que orbitaba a la estrella joven. Haghighipour sugiere que a partir de entonces, durante decenas de millones de años, las partículas de polvo en el disco protoplanetario se arremolinaban suavemente y en algunas ocasiones chocaban entre sí. Durante ese tiempo, las partículas se convirtieron en granos de un milímetro de largo, para luego convertirse en guijarros de un centímetro de largo que continuaron creciendo, chocando y pegándose.