Los científicos que afirmaron que podrían resucitar al mamut lanudo en 2027 están muy cerca de conseguirlo.

Parece que el sueño de caminar junto a los gigantes de la Edad de Hielo se acerca a la realidad.

Por Tim Newcomb

woolly mammoth, illustration

SCIEPRO/SCIENCE PHOTO LIBRARY//Getty Images

El esfuerzo por regenerar un mamut lanudo a partir de los genes editados de un elefante asiático ha dado un paso del tamaño de una placa de Petri hacia la realidad. La empresa de desextinción Colossal Biosciences ha anunciado que ya puede propagar indefinidamente células de elefante asiático a partir de una única fuente en un laboratorio, utilizando por primera vez células madre pluripotentes inducidas (iPSC).

Las células iPSC representan una fuente celular única que ofrece acceso a cualquier otro tipo de célula del organismo, lo que permite potencialmente la creación de espermatozoides y óvulos a partir de las iPSC. “Los elefantes son una especie muy especial, y apenas hemos empezado a arañar la superficie de su biología fundamental”, declaró en un comunicado Eriona Hysolli, responsable de ciencias biológicas de Colossal.

Colossal tiene el objetivo declarado de sacar de la extinción al mamut lanudo (o, para ser más exactos, a una criatura muy parecida al mamut) en 2027. La empresa, con sede en Dallas, ha conseguido cientos de millones de dólares de financiación para el proyecto, que comenzó en 2021, con la esperanza no solo de traer de vuelta a la criatura, sino también de reintroducirla en el ecosistema en el que una vez vivió.

Dado que el ADN del mamut coincide en un 99,6% con el del elefante asiático, Colossal cree que la edición genética puede llegar a crear un embrión de mamut lanudo. El objetivo final es repoblar partes del Ártico con el nuevo mamut lanudo -denominado “mamut funcional”, esta criatura podría ser en realidad un elefante asiático con un nuevo tipo de pelo y una capa de grasa- para reforzar la flora local con los patrones migratorios y los hábitos alimentarios de la bestia que se extinguió hace unos 10.000 años.

Al modificar los genes del elefante asiático, el equipo cree que puede ajustar funcionalmente el animal para que se parezca mucho a la especie extinguida. El acceso a las iPSC puede acelerar el proceso, garantizará que el equipo no tenga que interferir en los ciclos reproductivos de los elefantes vivos y proporcionará a Colossal una hoja de ruta para futuras manipulaciones genéticas.

“Puede que los elefantes se lleven el premio a ‘los más difíciles de reprogramar’, pero aprender a hacerlo de todos modos ayudará a muchos otros estudios, sobre todo en especies en peligro de extinción”, afirma en un comunicado George Church, cofundador de Colossal y genetista de Harvard. “Este hito nos permite comprender mejor la biología del desarrollo y el equilibrio entre senescencia y cáncer”.

En 2006, se desbloqueó en Japón la iPSC de ratón, lo que llevó a más trabajos para determinar iPSC en humanos, caballos, cerdos, vacas, conejos, monos, simios, grandes felinos, rinocerontes y especies aviares. Pero nadie pudo descubrir el elefante.

El equipo de Colossal adoptó un enfoque diferente al aplicado a otras especies e investigó genes básicos. Esto les permitió finalmente aterrizar con éxito en la creación de células iPSC exponiéndolas a nuevas sustancias químicas y proteínas. El equipo puede ahora madurar las células iPSC. Lo siguiente es crear espermatozoides y óvulos y cultivar las células editadas durante una gestación de 22 meses para convertirlas en crías de mamut. Por supuesto, también tendrán que asegurarse de que esos bebés se conviertan en adultos sanos y funcionales.

Sin embargo, no todo el mundo cree que gastar cientos de millones de dólares (hasta la fecha) en un intento de recrear una versión de un elefante que pueda vagar por el Ártico sea la decisión más ética.

Douglas McCauley, ecologista y biólogo de la conservación, declaró anteriormente a Popular Mechanics que un elefante híbrido con ADN de mamut podría tener las características físicas de un mamut lanudo si Colossal tiene éxito, pero que cómo se comportará el animal sigue siendo una apuesta genética. Puede que no viva día a día como lo hacía un mamut lanudo, lo que podría tener un impacto no deseado en el ecosistema que la empresa intenta salvar.

Sin embargo, Colossal cree en su misión. “Cada paso”, afirma Ben Lamm, cofundador y director general de Colossal, “nos acerca más a nuestros objetivos a largo plazo de recuperar esta especie emblemática”.

Vía: Popular Mechanics

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