Telescopios capturan al visitante interestelar 3I/Atlas en su aproximación a Marte.

El objeto interestelar 3I/ATLAS, que puede tener siete mil millones de años de antigüedad, realizará su acercamiento a Marte el 3 de octubre de 2025. Estamos cerca de descubrir su verdadera naturaleza

Foto: Una imagen que muestra el movimiento de 3I/ATLAS realizada con una secuencia de fotos del Very Large Telescope del European Space Observatory. Imagen procesada con IA para incrementar la resolución. (ESO/O. Hainaut)

Por Jesús Díaz

Astrónomos de todo el mundo están siguiendo la trayectoria del objeto interestelar 3I/Atlas. Ahora está en ruta hacia su encuentro más cercano con Marte el 3 de octubre. Este visitante interestelar —detectado por primera vez el 1 de julio por el programa ATLAS desde Chile— pasará a sólo 28,9 millones de kilómetros del planeta rojo, ofreciendo a los telescopios una oportunidad sin precedentes para estudiar desde cerca un objeto que podría tener 7.000 millones de años. Su velocidad extrema de 61 kilómetros por segundos antes de ingresar al sistema solar y su trayectoria retrógrada con inclinación de 175 grados lo convierten en el objeto interestelar más veloz jamás detectado.

Cuando esté en ese punto, la cámara HiRISE del satélite Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA apuntará hacia el cometa durante su paso marciano, junto con los instrumentos de la Agencia Espacial Europea a bordo de Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO). «Intentaremos obtener imágenes del objeto utilizando la cámara estéreo de alta resolución a bordo de Mars Express, y también con el sistema de imágenes CaSSIS a bordo de TGO», afirma Colin Frank Wilson, uno de los científicos encargados de esa sonda. Esta aproximación permitirá capturar imágenes con la resolución suficiente para distinguir el núcleo del cometa de su nube de polvo circundante, rica en dióxido de carbono según estudios recientes del telescopio James Webb.

Una sorpresa extraordinaria

Matthew Hopkins —uno de los astrónomos que identificó el 3I/Atlas— califica el descubrimiento como «una sorpresa extraordinaria» debido a estimaciones del modelo Ōtautahi-Oxford que sugieren una antigüedad cercana a los 7.000 millones de años. Si se confirma, sería el objeto más antiguo jamás observado, aunque Hopkins aclara que «probablemente hay incontables objetos de edad similar derivando por el universo». El 3I/Atlas es el tercer objeto interestelar confirmado tras 1I/Oumuamua y 2I/Borisov.

Como Oumuamua, exhibe características únicas que todavía no han podido ser explicadas por los astrónomos. Las imágenes del telescopio Hubble del 21 de julio, por ejemplo, revelan «un resplandor luminoso orientado hacia el Sol en lugar de la cola posterior [a favor del viento solar] que es característica de los cometas», una anomalía que sugiere que no libera mucho polvo refractario.

En paralelo, las observaciones espectroscópicas del Very Large Telescope detectaron «un aumento dramático en la tasa de pérdida de masa de níquel sin hierro”. Un alto nivel de níquel sin hierro puede indicar un origen tecnológico, ya que el níquel se encuentra naturalmente en la Tierra en su estado puro principalmente en el núcleo terrestre junto con hierro, pero los depósitos naturales a los que se tiene acceso comúnmente son en forma de aleación con hierro. El James Webb identificó una pluma de gas compuesta principalmente por dióxido de carbono (95% en masa) en lugar de vapor de agua. Además, la dirección de su velocidad retrógrada está alineada con el plano eclíptico de los planetas alrededor del Sol, una ocurrencia anómala con probabilidades de uno entre 500 en este tipo de objetos.

Imagen simulada de 3I/Atlas pasando cerca de Júpiter. (NASA/Novaceno)

La velocidad extrema de 3I/Atlas—unas 600 veces superior al coche de carreras más rápido del mundo— ha sido interpretada como evidencia de su origen en el disco grueso de estrellas viejas de la Vía Láctea. Avi Loeb, astrofísico de Harvard, propone una explicación para esta alta velocidad: que el objeto puede haberse “lanzado con alta velocidad relativa a su estrella madre» mediante un proceso que involucra estrellas enanas. «La gravedad puede desgarrar un sólido mediante fuerza de marea en las proximidades de un objeto compacto cuya densidad es superior a la del sólido», explica. Sus cálculos muestran que las estrellas enanas —cien veces más densas que el Sol— pueden «espaguetificar un planeta como la Tierra y convertirlo en un flujo de materia que expulsa la mitad de su masa al espacio interestelar» a 60 kilómetros por segundo.

Después de su encuentro marciano, 3I/Atlas continuará hacia el perihelio del 29 de octubre, cuando alcanzará su distancia mínima al Sol de 203 millones de kilómetros. Durante este período permanecerá oculto desde la Tierra por la proximidad solar, convirtiendo las observaciones marcianas en la última oportunidad de estudiarlo hasta el mes de diciembre. El calor extremo del perihelio sublimará la mayor cantidad de material de su superficie, liberando gases y polvo que podrían formar una cola luminosa visible cuando reaparezca desde la perspectiva terrestre a principios de diciembre.

Imagen del Hubble de 3I/ATLAS. (NASA-ESA)

Las próximas semanas serán clave

Las observaciones programadas durante las próximas semanas buscarán determinar si el cometa desarrolla una cola luminosa al acercarse al Sol o si sigue con una cola tan limitada. Esto permitirá recoger datos espectrales adicionales sobre su composición. Los astrónomos esperan que estos datos revelen más pistas sobre la formación de un objeto presumiblemente tan antiguos y, quizás, sobre la historia del disco grueso galáctico. Si es un objeto natural, la oportunidad de observar algo de esta antigüedad podría arrojar luz sobre los materiales primordiales que existían cuando el universo tenía menos de la mitad de su edad actual.

La otra opción es que no sea un objeto natural. La combinación de anomalías del 3I/Atlas ha llevado a Loeb a asignarle una puntuación de 4 en su escala de objetos anómalos, donde 10 indica un objeto tecnológico que representa amenaza para la Tierra y 0 un objeto de origen natural. Loeb reconoce que «el escenario más probable es que 3I/Atlas sea un cometa» pero mantiene que, siguiendo el método científico, la acumulación de características inusuales justifica considerar hipótesis alternativas hasta que todas sean descartadas para llegar a la respuesta final. «Si cruzas la calle y te das cuenta de que un coche de carreras tiene un 40% de posibilidades de representar una amenaza existencial, será mejor que mantengas los ojos en ese coche», afirma Loeb.

Los datos que se obtengan durante su paso por Marte no solo ayudarán a confirmar su naturaleza cometaria, sino que podrían resolver definitivamente si estamos ante un visitante natural milenario o algo más extraordinario procedente de las profundidades del espacio interestelar.

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