La subida de las acciones de los grupos relacionados con la IA ha sido, hasta ahora, uno de los principales motores del repunte de los valores de Wall Street.
Un gigante de la inversión hace un pronóstico sobre el valor de la IA
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Joe Davis, economista jefe de la empresa estadounidense de fondos de inversión Vanguard, estima que el rendimiento de la inversión en compañías de inteligencia artificial (IA) descenderá, informó este martes el periódico Financial Times.
«Son empresas que no pertenecen al sector tecnológico las que realmente utilizan la tecnología: hospitales, empresas de servicios y compañías financieras», explicó. «Mientras tanto, hay nuevos participantes en la IA, por lo que el rendimiento de la inversión en empresas de IA bajará», añadió.
En ese sentido, sostuvo que la ironía es que incluso si la tecnología es realmente transformadora, podría producirse una corrección en los propios precios de los valores que dieron lugar a tal transformación, pero es difícil predecir el momento en el que tendrá lugar un «retroceso».
La subida de las acciones de los grupos relacionados con la IA ha sido uno de los principales motores del repunte de los valores de Wall Street, que ha llevado al índice S&P 500 a subir 27 % en lo que va de año. Por ejemplo, compañías como OpenAI —creadora de la aplicación de chatbot de inteligencia artificial ChatGPT— han alcanzado valoraciones elevadas.
Asimismo, Davis afirmó que los inversores han ido demasiado lejos en sus apuestas por el potencial de la IA, incluso si la tecnología demuestra tener efectos similares a los del ordenador personal, cuya adopción desde la década de 1980 revolucionó la productividad y el empleo.
«Vemos aproximadamente entre un 60 % y un 65 % de posibilidades de que la IA tenga más impacto que el ordenador personal. El mercado de valores de EE. UU. está valorando hoy una probabilidad aproximada del 90%», comentó.
Las ganancias de productividad de los ordenadores personales y el optimismo sobre su potencial ayudaron a impulsar una fuerte subida de los precios de la renta variable en la segunda mitad de finales de la década de 1990, que culminó con el estallido de la burbuja de las puntocom en 2000. «Desde el punto de vista económico, estamos más o menos en el año 1992, pero desde la perspectiva de la valoración del mercado, puedo argumentar que estamos en 1997», concluyó.