Un planeta errante viaja por el universo engullendo 6.000 millones de toneladas de materia por segundo.

Cha 1107-7626 tiene entre cinco y diez veces la masa de Júpiter y se encuentra en la constelación del Camaleón, a 620 años luz de la Tierra

Representación artística de Cha 1107-7626.

Ricardo F. Colmenero

Un joven planeta rebelde situado a unos 620 años luz de la Tierra está experimentado un crecimiento acelerado nunca visto en la historia astronómica, tras absorber alrededor de 6.000 millones de toneladas de gas y polvo por segundo durante dos meses.

Un equipo internacional de investigadores ha estado explorado los cambios en el crecimiento del planeta y su entorno inmediato, para obtener información sobre cómo estos planetas errantes, que son aquellos que flotan libremente y sin orbitar ninguna estrella, se comportan y crecen durante su infancia.

«Hemos captado a este planeta rebelde recién nacido engullendo materia a un ritmo frenético», declaró el coautor principal del estudio, y rector de la Universidad Johns Hopkins, Ray Jayawardhana. «Su infancia parece ser mucho más turbulenta de lo que habíamos imaginado».

El descubrimiento, que acaba de publicar The Astrophysical Journal Letters, se realizó con el espectrógrafo X-shooter del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), ubicado en el desierto de Atacama de Chile; datos del Telescopio Espacial James Webb, operado por las agencias espaciales estadounidense, europea y canadiense, y datos de archivo del espectrógrafo SINFONI de ESO.

Ubicado en la constelación del Camaleón, el planeta errante Cha 1107-7626 tiene entre cinco y diez veces la masa de Júpiter. Como una estrella joven, el planeta está rodeado por un disco de polvo y gas. Y cuando el material del disco se aferra al objeto central, crece mediante un proceso llamado acreción.

Las observaciones realizadas con el Very Large Telescope revelaron la rapidez con la que el planeta errante acumulaba material. En su punto máximo, en agosto, la tasa de crecimiento se disparó hasta alcanzar los 6.000 millones de toneladas por segundo, unas ocho veces mayor que en los meses anteriores.

«Este es el episodio de acreción más fuerte jamás registrado en un objeto de masa planetaria», dijo otro de los autores principales, Víctor Almendros-Abad, astrónomo del Observatorio Astronómico de Palermo del Instituto Nacional de Astrofísica en Italia. «La gente puede pensar en los planetas como mundos tranquilos y estables, pero con este descubrimiento vemos que los objetos de masa planetaria que flotan libremente en el espacio pueden ser lugares emocionantes».

Los investigadores encontraron que el campo magnético del planeta juega un papel importante en la canalización de material desde el borde interior del disco. Los datos del Telescopio Espacial James Web, un potente observatorio que puede recolectar longitudes de onda infrarrojas más largas, mostraron que la química del disco había cambiado. El vapor de agua estaba presente durante el crecimiento acelerado, pero no antes.

«Nos sorprende lo mucho que la infancia de los objetos de masa planetaria que flotan libremente se asemeja a la de estrellas como el Sol», dijo Jayawardhana. El origen de los planetas errantes sigue siendo una incógnita: ¿son objetos de menor masa formados como estrellas o planetas gigantes expulsados de sus sistemas de origen?, pregunta el coautor Aleks Scholz, astrónomo de la Universidad de St. Andrews (Reino Unido). Los hallazgos indican que al menos algunos planetas errantes podrían compartir una trayectoria de formación similar a la de las estrellas, ya que se han detectado explosiones de acreción similares en estrellas jóvenes. Como explica la coautora Belinda Damian, también astrónoma de la Universidad de St. Andrews: «Este descubrimiento difumina la línea entre estrellas y planetas y nos ofrece un adelanto de los primeros periodos de formación de los planetas errantes».

Al comparar la luz emitida antes y durante el estallido, los astrónomos obtuvieron pistas sobre la naturaleza del proceso de acreción. Sorprendentemente, la actividad magnética parece haber influido en la drástica pérdida de masa, algo que solo se había observado anteriormente en estrellas. Esto sugiere que incluso los objetos de poca masa pueden poseer campos magnéticos intensos, capaces de impulsar tales eventos de acreción. El equipo también descubrió que la composición química del disco alrededor del planeta cambió durante el episodio de acreción. Este fenómeno se había observado en estrellas, pero nunca en ningún tipo de planeta.

Los planetas que flotan libremente son difíciles de detectar, ya que son muy débiles, pero el próximo Extremely Large Telescope (ELT) de ESO, que opera bajo los cielos más oscuros del mundo astronómico, podría cambiar esto. Sus potentes instrumentos y su gigantesco espejo principal permitirán a los astrónomos descubrir y estudiar más de estos planetas solitarios, ayudándoles a comprender mejor su similitud con las estrellas. Como lo expresa la coautora y astrónoma de ESO, Amelia Bayo: «La idea de que un objeto planetario pueda comportarse como una estrella es asombrosa y nos invita a preguntarnos cómo podrían ser los mundos más allá del nuestro en sus etapas iniciales».

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