Fuente: Clarín
El titular del Departamento de Comercio de EE.UU.,Wilbur Ross, anunció la semana pasada que autoriza a las compañías norteamericanas a cooperar con Huawei para fijar los estándares de las redes 5-G en el mundo, donde la firma china ejerce un liderazgo inequívoco con más de 40% del mercado mundial. Huawei es la número 1 del sistema global en lo que hace al desarrollo de los estándares de
China presentó 830 documentos técnicos referidos a las telecomunicaciones- en especial la 5-G – en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) el año pasado. Fue la que realizó más presentaciones en una cifra superior a los siguientes 3 sumados: Corea del Sur, EE.UU. y Japón, en ese orden.
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La división cada vez más profunda entre China y EE.UU., un escollo insalvable hasta para TikTokSobre la base de estos documentos, el organismo internacional delibera y llega a un consenso respecto a los estándares de las nuevas tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial, donde las dos principales son la Inteligencia artificial (AI) y la Internet de las Cosas (IoT), mediadas por la expansión de la 5-G.
El poder en el mundo, en un sistema global absolutamente integrado a través de la digitalización, no reside en los sistemas militares, ni siquiera en el poderío económico, mucho menos en el territorio o la población. Lo esencial es el dominio de las pautas de desarrollo y funcionamiento de las tecnologías de avanzada de la nueva revolución industrial. Fijar los estándares constituye el eje del poder en el mundo en el siglo XXI. Las patentes referidas a la 5-G lanzadas por Huawei ascienden a 20% del total mundial; y la sigue Ericsson, de Suecia, con 16%; y en tercer lugar, se encuentra Nokia, de Finlandia, con 10%.
El resto del mundo, con EE. UU. incluido (Qualcomm en 1er lugar) dispone de 54%, pero ningún país tiene más de 5%. La prioridad absoluta para Huawei es ahora fijar los estándares de las nuevas generaciones de chips(circuitos electrónicos integrados) y del software (soporte lógico del sistema informático) de las tecnologías 5-G, adelantándose en el desarrollo del próximo ciclo de la 6-G – basada en el principio de
la instantaneidad y en el dominio de lo infinito “singularidad” – que está en pleno auge. La estrategia de la República Popular es nítida: transformar sus estándares domésticos 5-G en estándares internacionales, para luego exportar los equipos completos producidos en las plantas de Shenzhen al sistema global, incluyendo a EE. UU.
La competencia estratégica entre EE. UU. y China se ha exacerbado en los últimos 6 meses, a partir de la pandemia del coronavirus que se desató en la República Popular el 27 de diciembre de 2019; y la causa fundamental de la exacerbación del conflicto es la extraordinaria transformación experimentada por la República Popular en la última década, con la conversión acelerada de su sistema productivo en “economía digital” (que abarca más de 40% del PBI en 2020). En este sistema digitalizado de la manufactura y los servicios tramita la 4ta revolución industrial.
Lo asombroso es que un país que descubrió el capitalismo en 1978, tras el vuelco estratégico decidido por Deng Xiaoping, disputa ahora la primacía con EE.UU. en las tecnologías de avanzada del siglo XXI, ante todo la Inteligencia artificial (AI) y la 5-G.
Esto ocurre cuando China se ha convertido en el país más integrado al sistema capitalista del siglo XXI, con una relación comercio internacional/PBI de 87% (en EE.UU es 24%).Por eso, EE.UU exacerba ahora la competencia estratégica con la República Popular, y al mismo tiempo
se ve forzado a ampliar las franjas de cooperación con la compañía china más relevante en materia tecnológica y científica del momento, que es Huawei. China compraría US$32.000 millones de productos agropecuarios norteamericanos en 2020 y 2021; y esto sucede cuando el stock de carne de cerdo congelada se ha reducido en más de 25% en los últimos 3 meses, después de que varios de los principales frigoríficos, encabezados por Tyson Foods, cerraron sus plantas al infectarse con coronavirus muchos de sus trabajadores.
Este percance tuvo lugar cuando las exportaciones de carne de cerdo de EE.UU. a China treparon en junio 135% anual, según S&P Global, como consecuencia de un alza significativa que experimentaron a partir de abril.El resultado es que China ha importado 333.445 toneladas de carne de cerdo de EE.UU. entre enero y mayo de este año, que implica un aumento de 531,4% anual.
Esto significa que la República Popular compra 29,4% del total de las exportaciones de carne de cerdo norteamericana en 2020; y a este ritmoadquiriría casi 40% del total en 2021.