Por: Michel Pérez, Chief Tech Officer & Innovation Officer de Orión.
No nos engañemos: el Perú está quedando rezagado en la carrera de la inteligencia artificial, y el motivo no es la falta de recursos económicos ni de infraestructura tecnológica, sino algo mucho más fundamental: el talento humano. Mientras nuestros vecinos Chile, Colombia y México avanzan a pasos agigantados en la implementación de soluciones de IA, nuestras empresas siguen atrapadas en una búsqueda desesperada de especialistas que simplemente no existen en el mercado local.
Esta escasez de talento no es solo una estadística más en los informes de recursos humanos; es una crisis que está socavando la competitividad de nuestras empresas a nivel regional. Como Chief Tech Officer & Innovation Officer de Orión, puedo afirmar que lo que está ocurriendo con la Inteligencia Artificial es una de esas olas tecnológicas que marcan una pauta importante en el desarrollo empresarial y de toda la sociedad en general.
La realidad es brutal: nuestras empresas están pagando un precio exorbitante por esta carencia. Se ven forzadas a elegir entre dos opciones igualmente costosas: contratar consultores internacionales a precios premium o entrar en una guerra de ofertas por el escaso talento local disponible. Ambas alternativas son insostenibles a largo plazo y están drenando recursos que podrían destinarse a la innovación y el crecimiento.
Pero no todo está perdido. En medio de este panorama desalentador, algunas empresas estamos marcando el camino a seguir. En Orión, por ejemplo, hemos desarrollado un modelo integral que puede servir de referencia para otras organizaciones. Hemos implementado diversas iniciativas para formar especialistas en inteligencia artificial y datos que consideran como punto clave su retención a largo plazo. Nuestro enfoque no se limita a la simple capacitación; hemos establecido alianzas estratégicas con gigantes tecnológicos como Google, AWS y Microsoft, y hemos tejido relaciones sólidas con universidades para crear un ecosistema de desarrollo de talento.
Lo que hace verdaderamente notable nuestra estrategia es el programa de mentorías. Fomentamos el aprendizaje práctico a través de programas donde expertos en el área contribuyen a la formación de nuevos talentos durante la implementación de proyectos y servicios. Este enfoque práctico, que combina la teoría con la experiencia real en proyectos, es exactamente el tipo de innovación en formación que necesitamos replicar a mayor escala.
Las recompensas para quienes logren superar este desafío son sustanciales. No estamos hablando solo de mejorar la competitividad local; el desarrollo de talento especializado en IA podría catapultar a las empresas peruanas hacia nuevos horizontes: desde atraer inversión extranjera hasta convertirse en exportadores de servicios tecnológicos avanzados. Esta no es una visión utópica; es una oportunidad tangible que otras economías regionales ya están aprovechando.
La automatización y optimización de procesos mediante IA no son solo promesas futuristas; son realidades que están transformando industrias enteras. Sin embargo, esta revolución tecnológica seguirá siendo una oportunidad perdida si no logramos construir y mantener equipos especializados capaces de implementar y gestionar estas tecnologías. La brecha entre quienes tienen y no tienen talento en IA se está convirtiendo rápidamente en un abismo competitivo.
La conclusión es ineludible: la formación y retención de talento en IA no es un lujo corporativo ni una moda pasajera; es una necesidad estratégica para la supervivencia empresarial en el mercado regional. Las organizaciones que no aborden este desafío de manera proactiva no solo corren el riesgo de quedarse rezagadas; están prácticamente garantizando su irrelevancia en una economía que cada día depende más de la innovación tecnológica.
El momento de actuar es ahora. Necesitamos más empresas que, como la nuestra, tomen la iniciativa en el desarrollo de talento, más colaboración entre el sector privado y académico, y una visión nacional que priorice la formación de especialistas en IA. La pregunta no es si debemos invertir en desarrollar este talento, sino cuánto más podemos esperar antes de que la brecha se vuelva insalvable.